Objeto de numerosos cuestionamientos, el proyecto de Río 2016 comenzó finalmente a entrar en movimiento en los últimos meses y cosechó los elogios del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach.
“El Mundial nos alienta. Muchos de los problemas que habíamos previsto no se plantearon”, aseguró Bach. “El mundo pudo constatar sorprendido que el Mundial de Futbol en Brasil estuvo bien organizado y que es un país amante del deporte. Ambas cosas son un buen mensaje para los Juegos”, agregó.
Después de una reunión con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, Bach reforzó aún más su optimismo. “Estamos seguros de que durante los Juegos Olímpicos del 2016 el mundo verá de lo que es capaz Brasil: pasión y eficiencia al mismo tiempo”.
De todos modos, el presidente del COI no quiso cantar victoria, debido a que los problemas son de diversa índole. Los grandes retrasos en las obras de construcción, la deficiente infraestructura y la contaminación de las aguas en la Bahía de Guanabara, escenario de las regatas, demandan aún intenso trabajo. Además, el laboratorio antidopaje de Río del 2016 aún está a la espera de una habilitación.
“Debemos seguir alertas. No podemos continuar perdiendo tiempo”, advirtió Bach, aunque luego dijo: “Percibimos la voluntad y el entusiasmo de los organizadores de los Juegos y de sus socios”.
El alcalde de Río, Eduardo Paes, se mostró exultante tras el impulso del Mundial y prometió unas olimpiadas de las olimpiadas, en referencia al lema de “Copa de las Copas” con el que el Gobierno se refirió al Mundial.
“Estamos en el plan previsto”, afirmó el jovial prefeito de la ciudad carioca. Sin embargo, el propio político de 44 años debió admitir que la Bahía de Guanabara no estará lista a tiempo.
Tampoco Rousseff quiere oír más voces de pesimismo. “En los Juegos Olímpicos no podemos repetir el infundado pesimismo que hubo en la preparación para el Mundial. Eso es algo que debemos aprender”, dijo la presidenta. El lema de Brasil para Río 2016 es claro: “Todo saldrá bien”. Aún cuando se deba esperar hasta el último segundo como en el Mundial, las autoridades confían en que todos los escenarios estén listos para los Juegos.
El COI, sin embargo, no quiere esperar esta vez hasta el último momento.
“Les gusta el golpe de adrenalina de lograrlo en el último minuto. Nosotros intentamos aclararles que ello no es posible en los Juegos Olímpicos”, dijo el suizo Gilbert Felli, el director de los Juegos que fue designado recientemente por el COI a fin de mantener la presión sobre los organizadores locales.
“La situación sigue siendo muy comprometida, pero queremos mirar para adelante con optimismo. Podemos lograrlo”, afirmó Felli.
Plan B
En abril, el asunto sonaba muy distinto. Durante la reunión de la convención internacional SportAccord en la ciudad turca de Belek, las federaciones deportivas olímpicas de verano alzaron la voz de alarma sobre los drásticos retrasos en Río y exigieron un “plan B”.
“Son los peores que he visto”, dijo incluso el vicepresidente del COI, el australiano John Coates. No obstante, el COI rechazó las especulaciones de cambiar la sede del evento y las calificó como un “completo desatino”.
La prensa mundial tendrá la posibilidad de constatar los avances en un encuentro que se llevará a cabo en la primera semana de agosto en Río y se espera que para entonces haya novedades en los preparativos. El COI consideró especialmente importante el comienzo de las obras en el complejo de Deodoro, en el norte de la ciudad, donde se desarrollarán 11 competencias.
“Podemos constatar realmente un gran dinamismo en la preparación. El alcalde y el gobernador de Río trabajaron muy activamente a la par del gobierno nacional”, destacó Bach.
Incluso Felli resaltó que el ambiente ha cambiado. Sin embargo, el supervisor del COI no podrá respirar tranquilo hasta que los Juegos empiecen de verdad.