Vida

La conservación Alemana

Reconstrucción de la Catedral de Nuestra Señora, en Dresden.

Weimar, Dresden, Rothenburg, docenas de ciudades alemanas tienen monumentos históricos y hoy son ejemplo para la conservación del patrimonio cultural de la humanidad.

La Catedral de Nuestra Señora, en Dresden, es uno de los mejores ejemplos.

Construida a partir del año 1726, fue diseñada desde 1722 por George Bähr, constructor y arquitecto de la ciudad.

Los planos del arquitecto modificaban a una pequeña iglesia mariana, estilo gótico, llamada “Nuestra Querida Señora”. La misma, luego de la reelaboración, fue creada estilo barroco y nombrada Catedral de Nuestra Señora.

Pero no sólo fue obra de George Bähr. Al diseño y remodelaciones se sumaron otros arquitectos importantes como Johann Christoph Knöffel e incluso Augusto el Grande.

La cúpula

George Bähr quiso construir una cúpula gigante; al respecto apuntó: “que desde la base hasta la parte alta parezca una escultura de una sola pieza en piedra”.

El trabajo fue realizado con piedras de arena del río Elba, que fueron adquiriendo un color oscuro.

Bähr murió en 1738, y la bóveda fue completada en 1743. Pero Dresden, situada al este de Alemania, fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y la noche del 13 al 14 de febrero de 1945 quedó destruida en sus dos terceras partes.

Las bombas acabaron con la catedral de Nuestra Señora, desplomaron la cúpula que pesaba unas 12,200 toneladas y dejaron en ruinas cientos de obras de arte arquitectónicas.

Aquella noche desastrosa no ha sido descrita de mejor manera como lo hizo el escritor Gerhart Hauptmann, quien experimento él mismo la destrucción: “Aquel que había olvidado cómo llorar, aprendió a llorar de nuevo ante la destrucción de Dresden”.

Los estragos de la Guerra son cada vez más invisibles. Importante es señalar que para los alemanes, la reconstrucción es algo más que una conservación del patrimonio, es todavía algo superior a rescatar una de las más impresionantes vistas de Europa, la reconstrucción se ha convertido en un símbolo de la mentalidad de la Alemania de posguerra.

En efecto, no es ningún secreto que los alemanes han sufrido el estigma hitleriano. Las décadas y los íconos parecieran no perdonarles el haber sido centro del nazismo, aun cuando los alemanes mismos fueron víctimas de dicha ideología criminal.

Quizá por ello, la conservación del patrimonio cultural alemán ha sido más que una reubicación de piedra sobre piedra, es un espíritu proactivo que hoy día es ejemplo de Europa.

Concluirán en el 2003

En la Catedral de Nuestra Señora podrán escucharse, de nuevo en el año 2003, las composiciones de Johann Sebastian Bach. Este compositor legó para la historia de la catedral otro aspecto inmortal, puesto que en ella ejecutó su música, en un órgano construido por el famoso organista Gottfried Silbermann.

Según registros escritos de la época, Bach fue “escuchado la tarde del 1 de diciembre de 1736, de 2 a 4 de la tarde en punto, en presencia del embajador de Russia”.

De igual manera, Richard Wagner pudo haberse inspirado al escuchar el eco de la voz del Coro de la Cruz, cuando en 1843 compuso una de sus obras maestras: “Das Liebesmahl der Apostel” (La fiesta de los Apóstoles).

La catedral está siendo erigida utilizando los métodos originales de construcción. El costo total es de 250 millones de marcos alemanes (unos 147 millones de dólares) y estará terminada en el año 2003.

No es Dresden la única ciudad que ejemplifica la eficaz conservación del patrimonio de la humanidad. Actualmente se encuentran, en Rothenburg -ciudad de 1600 viviendas y de 4 mil habitantes-, 732 edificios en fase de reconstrucción.

Para el efecto han sido contratados artistas albañiles, artistas herreros; elaboran planos que exponen durante cuatro semanas para que los vecinos emitan su aprobación o desaprobación, antes de iniciar la reconstrucción de cualquier edificio.

En dicha ciudad, los vehículos visitantes deben parquearse fuera de la misma. A determinadas horas cierran las puertas de Rothenburg.

Si bien es cierto que la conservación de un patrimonio cultural requiere de dinero, más necesidad hay de una verdadera inteligencia, educación e interés gubernamental.

Propicio es recordar aquí la actitud del Canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Kohl, quien cuando cumplió 60 años de edad pidió que, en lugar de regalos para él, fueran ofrecidas donaciones para la reconstrucción de la Catedral de Nuestra Señora en Dresden.

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