Vida

Ernesto Boesche

?En lugar de guardar los pinceles y crayones como todos los niños, yo fui necio y continué con aquello?

Ha dedicado toda su vida a la pintura, principalmente a los retratos.

Después de graduarse de la Escuela Normal, el maestro Ernesto Boesche ingresó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en 1955, en septiembre de ese mismo año le otorgaron una beca para ir a estudiar a España. ?Un día me llamó el director de Bellas Artes, el doctor Carlos Rendón. Cuando llegué a su oficina me preguntó que qué pensaba y yo no sabía ni de qué me hablaba, entonces me dijo lo de la beca y me preguntó que si podía irme pasado mañana que era cuando había vuelo para España.

?Todavía atiné a decirle que necesitaba unos días más para ir a Cobán a contarle a mis papás y a traer mis tiliches y a la semana siguiente me fui. Pero así fue de sorpresivo yo no recuerdo haber solicitado ninguna beca, no sé de donde vino exactamente pero gracias a quien me la haya conseguido. Y pues bueno, al estar en España aprendí mucho y vi muchas cosas como obras y todo eso, fue casi como estar en el cielo?.

En España estuvo hasta septiembre de 1957, y luego en 1958 regresó a Guatemala. Dio clases en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. En 1986 fue nombrado director de la misma, cargo que ocupó hasta 1994. ?Fueron 8 años de mi vida. Esa época no la recuerdo muy bien, fue agridulce?.

Lo que Boesche le dejó a la Escuela

En su época de director, la Escuela se encontraba en tiempos difíciles a tal punto que inclusive tuvo que hacer todo tipo de labores como mensajero, tramitador, etc. En cuanto a los aspectos físicos del establecimiento reparó las grietas y descascarados que le quedaron después del terremoto del 76 y que diez años después nadie había reparado.

También designó un nuevo local para la biblioteca; otro para el taller libre diseñado para que los alumnos destacados y los ex alumnos que no tuvieran un estudio pudieran trabajar su obra y, el taller de vitrales, cuya principal labor era la restauración de los vitrales del Palacio Nacional.

Pero uno de los principales aportes del maestro Boesche es la edición de la revista de la Escuela de Artes Plásticas. La hizo en 1994 y contiene una minibiografía de aproximadamente 250 alumnos de la escuela, de 1920 hasta 1994.

¿Sigue trabajando en su estudio?

– ?Sí, procuro hacer una labor de enseñanza de bajo costo. No digo cuanto cobro porque me da vergüenza, pero quedo muy al alcance de los muchachos que quieran recibir clases conmigo. En otros lugares es donde me desquito con gente que pueda pagar más (ríe), pero allí estoy estilo popular?.

¿En qué proyectos trabaja?

?Actualmente estoy haciendo retratos para el Banco de Guatemala, para su colección de ex funcionarios y hago otros retratos a diversas gentes, encargos diversos, como por ejemplo una copia de una copia de Garavito de Don Pedro de Alvarado. El año pasado hice también al Obispo Marroquín.

?He hecho santos, un par de cuadros de dimensiones generosas casi 4 metros de lado para la Casa Parroquial de Villa Nueva, el año pasado. Una reproducción de una Virgen de Murillo y un Cristo resucitado ascendiendo con fondo de mi creación personal y que se puede ver allí.

?Yo me meto a muchos temas incluso algunos pueden no guardar unidad de estilo. En todo caso, la falta de unidad de estilo de mis obras a lo largo de mi trayectoria se debe a que yo no quiero perder la oportunidad, darme el gusto de hacer diferentes cosas en diferentes sentidos y afortunadamente pues no tengo, perdone la inmodestia, restricción técnica y de concepto para hacer lo que se me antoje?.

¿Por qué retratos?

– ?Bueno, primero porque me gusta la figura humana y segundo porque dicen que no hay muchos que lo hagan con toda la fidelidad del caso y entonces alguien lo tiene que hacer?.

¿Cómo definiría usted un buen retrato?

– ?Pues un buen retrato es uno que tuviera la expresión de la persona, que tuviera sus rasgos como los que realmente tiene y que este bien realizado en la técnica que sea. Sea lápiz, óleo, acuarela, acrílico, pastel o cualquier otra que se nos ocurra?.

¿Para usted qué papel juega la imaginación a la hora de hacer un retrato?

– ?Pues la imaginación consistiría en ponerle elementos que no tiene el retratado o el ambiente en que uno va a ponerlo: fondos accesorios, variaciones. Que si no tiene brazos o manos ponérselos o si no ambientar. Allí es donde yo considero que la imaginación cuenta, al ambientar y agregar cosas que el retratado no tiene en ese momento?.

Según usted qué debe destacar en un retrato ¿la personalidad o las características físicas?

– ?Mire aquí llegamos a un campo que ha sido un poquito mitificado. La gente dice el artista tal le logró dar una expresión personal, única, misteriosa y no sé cuantos términos más se podrían usar, a don fulano el retratado o a doña fulana, le hizo no se que cosa o sea misterio, mucho misterio. Yo desgraciadamente no creo en eso. Yo creo simplemente que si uno capta, no voy a decir copia porque suena un poco feo, si uno capta la persona con sus proporciones, con sus colores, con sus rasgos, obviamente le va a salir la expresión que tiene porque usted lo está viendo así.

?Entonces para mí no hay tal misterio de que le insufló el artista algo muy personal sino que simplemente lo hizo bien, vulgarmente lo copio bien ya sea que lo haga en vivo o en fotografía ahora sí reconozco que como la mayoría de retratos se hace por la vía fotográfica, porque o el retratado está muy ocupado o está muy viejo o se murió, entonces queda la fotografía como lo más usual y entonces resulta que hay fotografías que no están nada buenas en diferentes sentidos y entonces el artista sí puede poner algo de lo que tiene en archivo mental. Allí sí se ve, como dicen en mi pueblo, quién las puede y quién no?.

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