HAGAMOS LA DIFERENCIA

Mantenimiento de carreteras

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En Latinoamérica y el Caribe las redes viales se encuentran con alarmantes signos de descuido. Las pérdidas en la región debido a una mala conservación ocasionan gastos del orden de entre el 1% y el 3% del producto interno bruto, por el innecesario aumento en el mantenimiento de los vehículos. Los presupuestos son insuficientes y los procedimientos legales y administrativos provocan que la gestión de recursos para la conservación vial sean ineficientes e ineficaces. Varios países de la región crearon fondos de conservación vial de segunda generación, en los que el usuario paga por el servicio de conservación junto con los combustibles para costos variables y con los permisos de circulación para los costos fijos de la conservación. Guatemala creó la Unidad Ejecutora de Conservación Vial (Covial), adscrita al Ministerio de Comunicaciones, por medio del acuerdo gubernativo 736-96, al reformar en 1996 la Ley de Impuesto a la Distribución de Petróleo Crudo y Combustibles, asignando un quetzal por galón a un fondo de conservación vial y para mejoramiento de la red vial del país. El consejo consultivo de Covial se integra por tres representantes del sector privado y tres del sector público. En sus primeros años, el fondo funcionó y fue notorio el mantenimiento, sobre todo de las carreteras asfaltadas, pero por influencias políticas que debilitaron el fondo, su gestión principió a decaer.

Se esperaba que la conformación de este fondo asegurara, por lo menos, el mantenimiento de las carreteras existentes en el país, pero la realidad ha sido otra, la red vial está colapsada en muchos lugares, el descuido ha sido enorme. Un amigo que trabaja con ganado en el norte del país me comentaba que los viajes al Petén se han convertido en una tortura, y es casi imposible librar los grandes agujeros “cráteres” que se han formado en la carretera. Me dijo: “En este último viaje que realicé, caí a uno de estos hoyos y se deterioró el tren delantero de mi vehículo; los gastos para repararlo fueron altos. Los daños de la carretera son mayores en el área de Río Dulce”. Me puse a pensar: Esta es una de la principales rutas turísticas del país, cuyo destino principal es el sitio arqueológico Tikal. ¿Cómo esperamos mejorar nuestro turismo, con carreteras en tan pésimas condiciones?, y de inmediato me transporté mentalmente a las rutas que conducen a Semuc Champey y algunos otros sitios turísticos de Alta Verapaz, y recordé la tortura que es caminar en estos lugares a vuelta de rueda, esquivando hoyos, piedras y extorsionadores disfrazados de benévolos comunitarios que salen al camino.

Se anunció que para este mes se iniciarán los trabajos de rehabilitación de carreteras a nivel nacional, luego de que estuvieran abandonadas por más de un año. Esperamos que el dinero que los contribuyentes aportamos en forma directa al comprar gasolina y pagar nuestro impuesto de circulación sea utilizado eficientemente, y que den prioridad a las rutas que conducen a lugares productivos y turísticos, y que se eviten las sobrevaloraciones de los trabajos realizados. La iniciativa privada ha sido cómplice del despilfarro de recursos, al prestarse a la corrupción galopante en el Ministerio de Comunicaciones y Covial. El pueblo de Guatemala debe estar atento a que el fondo sea utilizado con transparencia y es ahí donde los representantes del Gobierno y de la iniciativa privada en el Consejo Consultivo deben demostrar que ahora las cosas pueden ser mejores.

samreygo@yahoo.com

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