Vida

Subastas de artevía Internet

En Europa los valuadores de arte tienen cierto escepticismo en cuanto al mercado por medio de Internet. Pero en Estados Unidos sucede lo contrario. Alentados por las increíbles ventas de la “Sala de ventas cibernética” llamada E’Bay, en donde navegan, se sumergen y siempre salen a flote con ganancias millonarias, E’Bay, nació en 1995.

De esa fecha para acá ha obtenido un desarrollo “fenomenal”. Cuando salió al mercado propuso nada menos que 45 millones de objetos a subastar, en bodegas mantienen 1.5 millones de todo tipo de mercancía, en donde el Kitsch es amo y señor.

Cuenta este negocio con 2 millones de “ciber-clientes” en la actualidad E’Bay ya posee su espacio en la bolsa, y por el número de sus acciones alcanza la extravagante suma de 10 millones o sea 10 veces más que Sotheby’s.

¿Cuánto tiempo continuará infándose esta burbuja?

Ni un experto lo podría explicar. Esta modalidad de adquirir “obras de arte” -para mí desagradable-, ha seducido a millones de compradores que, probablemente jamás han puesto un pie en una galería. ¿Cuántos millones de cibernautas navegan por los espacios de Internet? y se conforman con la “buena fe del vendedor”.

Esto explicaría el por qué se encuentra entre las listas de E’Bay unos 70 mil Bernie Babies, unos animalitos de peluche híbridos entre un perrito y un osezno, pero como era de esperarse, este peludo objeto ha hecho furor entre el público de los Estados Unidos, donde, parece ser, se tiene debilidad por esta clase de pacotilla.

Con el furor adquisitivo y el triunfo de Bernie Babies, los propietarios de E’Bay se olvidaron que el arte existe. Inmediatamente Sotheby’s creó su línea subastadora vía Internet, ¿su objetivo?: Crear una propuesta radicalmente opuesta a E’Bay.

Con la ayuda de los mejores marchantes de arte del planeta y ofreciéndoles un contrato de exclusividad, Sotheby’s fue más que convincente, abrió un abanico de ventajas como ausencia de comisión, rebajas hasta del 50% en catálogos y otros. Hubo protestas sobre todo de los anticuarios tradicionales, pero otros vieron con buenos ojos esa modalidad.

Lo interesante es el punto de vista de Sotheby’s, al asegurar, que por el momento las “ventas mayores” no se realizarían vía Internet, los dirigentes de esta casa de subastas aseguran que es impensable vender una obra de Van Gogh o Rembrandt por esta vía, eso lo veremos.

Ya se han realizado ventas de Man Ray y Dreyfus; si los navegantes de Internet no tuvieron acceso a las subastas se debió al bloqueo de las líneas un subastador muy cotizado como David Newman, dejó su martillo guardado para actuar como curador navegante. A estas alturas su negocio ha de estar absolutamente organizado.

La organización E’Bay probó que el “arte” se puede vender con éxito vía Internet. También se constató que la buena fe, no puede suplantar el juicio de un experto. Cuando esta firma presentó una obra de Tissot, por varios miles de dólares, los compradores se abstuvieron. No es lo mismo comprar un peluche, el cual representa la fragilidad del valor estético, que la obra de un buen pintor, en donde entra en juego el valor intrínseco, estético y monetario.

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