Guatemala

Tatuajes: a borrarse los estigmas

Más de dos mil personas han acudido a la Pastoral Social a removerse algún diseño de la piel

Los dibujos con tinta china en la piel se han convertido en una marca prohibida y no en un simple adorno: sus portadores son mal vistos por las fuerzas de seguridad, tienen problemas para conseguir empleo y en el caso de los menores de edad, son expulsados de los establecimientos donde estudian.

La relación tatuaje-mara es la principal causa de ese tipo de situaciones.

Debido a ello, la Oficina de Pastoral Social del Arzobispado de Guatemala, OPSAG, implementó el programa ?Adiós al tatuaje?. A través del mismo, pretende remover los diseños en la piel de quienes buscan evitar el rechazo social o familiar.

La fórmula es considerada exitosa, porque desde el 19 de febrero 1,329 personas han sido atendidas por el Programa de Remoción de Tatuajes de la OPSAG, dice la coordinadora, Noemí Quiñónez.

Razones varias

Muchos de quienes acuden a la Pastoral lo hacen para evitar problemas con la Policía Nacional Civil, PNC, con sus padres o para no perder el trabajo. Son niños, adolescentes, hombres y mujeres.

Contrario a lo que pudiera pensarse, sólo 252 de las personas que han acudido al programa del Arzobispado Metropolitano aseguraron haber pertenecido a las maras.

Acosados por la PNC

Cada día, en la Pastoral se escuchan historias de jóvenes y adultos, víctimas de la PNC por el hecho de lucir un grabado en la piel.

Cuando estaba con un amigo, ?los agentes se nos acercaron y nos dijeron que enseñáramos los brazos?, cuenta Luis-, de 17 años, quien se grabó el nombre de su novia en el antebrazo.

?Lo hicimos y cuando vieron mi tatuaje nos empezaron a patear?, relata. ?¡Son mareros, ladrones!?, decían los policías mientras nos vapuleaban, añade.

Para evitar más acciones de intolerancia de las fuerzas de seguridad, Luis decidió acudir a la oficina de la Iglesia Católica.

Evitar regaños del padre

Maximiliano-, salió de Cobán a las 2 de la madrugada, con el propósito de empezar el tratamiento. ?Mi mamá me dio el dinero para el pasaje, porque ella está afligida por la reacción de mi papá si se entera que tengo un tatuaje?.

Y qué tatuaje. Alrededor del antebrazo luce un brazalete de unos seis centímetros de ancho.

?Espero regresar a mi casa a las 3:00 de la tarde para que mi papá no se dé cuenta de nada?, confía.

Cuando habla, no puede ocultar la angustia de que su progenitor lo descubra. ?Me lo hice por ganas, pero ahora, mejor me lo quiero quitar?, agrega.

Conservar el trabajo

David- llegó a la Pastoral Social, a curación. Tiene 25 años y fue contratado por una empresa para trabajar como cajero.

?Tengo que removerme por completo el tatuaje para empezar a trabajar. Mis patrones me dieron el tiempo suficiente para terminar el tratamiento?, dice.

Consultorio lleno

Debido al éxito del programa, 25 personas son atendidas de lunes a viernes, a partir de las 8 horas. Es tanta la demanda, comenta Quiñónez, que centenares de personas están inscritas hasta marzo próximo.

Originalmente, el programa estaba dirigido a jóvenes pandilleros. ?Intentamos que estos muchachos se reintegren a la sociedad. Un buen comienzo es removerles los tatuajes?, señala.

Sin embargo, el programa se ha ampliado, dice, y se atiende a personas que paguen los gastos del tratamiento sin cita previa. Puntualiza que los interesados pueden comunicarse al teléfono 230 2347.

(-) Nombre ficticio.

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