Lo curioso es que podría haber estado en Brasil con Australia. Su padre Ioannis nació en Melbourne, su abuelo Georgios fue uno de los fundadores del South Melbourne FC. “Tuve la oportunidad cuando jugaba en el Heerenveen holandés. Fue un dilema. Australia no me llamó, pero tuve que pensármelo. Pero al final preferí Grecia”.
Lo que es innegable es que Georgios Samaras tiene un físico portentoso para el futbol y lo lleva en los genes. Su padre llegó a ser internacional con Grecia en 16 ocasiones y es un delantero histórico del OFI Creta.
La influencia paterna lo alejó del baloncesto, su gran pasión infantil. Se pasaba las madrugadas en vela para ver los partidos de Michael Jordan y conserva su pasión por el balón naranja.
Sus habilidades lo llevaron, en un traspaso sorpresa, al Heerenveen en el 2002, con apenas 16 años. Debutó ya con 17 primaveras en la Eredivisie y marcó en su segundo partido, un 1-1 con el Groningen. En su cuarto año en Holanda, ya cortejado por equipos de peso europeos, inició un litigio legal para irse y perdió.
No obstante, una oferta de seis millones de libras esterlinas del Mánchester City prejeque árabe dejó satisfecho al Heerenveen y se fue.
Pero en el City no logró afianzarse y en la temporada 2007-2008 se fue cedido al norte, al Celtic, que posteriormente lo compró. Unos le discuten sus pobres cifras, otros valoran su entrega al club. Él va a lo suyo: “Hago mi juego, si a la gente le gusto, qué bien”, afirmó.
No obstante y, pese a que la sombra de Henrik Larsson en Celtic Park es inabordable, en la temporada 2012-2013, Samaras estableció un récord en su club al marcar en cinco partidos consecutivos europeos de visitante.
Con la camiseta griega ha vivido a la sombra de un ídolo como Karagounis. Debutó el 28 de febrero del 2006, marcó el único tanto de su país contra Bielorrusia. Pero para Grecia es algo más que un delantero, es un líder con mucho peso en el vestuario y muy respetado en su país. La victoria contra Rusia en la Eurocopa del 2012 se la dedicó a sus paisanos, asolados por la crisis económica.
Lo cierto es que Samaras es un jugador que impone con su juego lejos del área. Ayudado por su altura, se faja en el balón parado y el juego directo que tanto gusta en el futbol británico pero sabe mover el ataque de su equipo. Está más cómodo cayendo a una banda, generalmente la izquierda, que anclado entre los centrales rivales.
Con Grecia intentará llevárselos de paseo para que Mitroglou lo aproveche, mientras Samaras se retroalimentará de la fama de su compañero para arañar espacios y cazar algún gol.