Terminadas las historias, viene el momento de conversar sobre temas afines, cosas interesantes para ambos, y crear las vivencias que posteriormente se convertirán en las anécdotas a recordar. Hacer la vida juntos es lo que cuenta.
Pero no es fácil encontrar a esa persona con la que se pueda compartir. A veces se cree haberla encontrado y luego todo termina en ruptura, y de ahí la soledad. Habrá quienes la disfrutan, pero la mayoría de seres humanos buscan a alguien para convivir.
Her, película escrita y dirigida por Spike Jonze, aborda el tema de la soledad. La acción se sitúa en un futuro no muy lejano, en el que la tecnología ha aislado a las personas. Dentro de ese mundo, en el que la comunicación ha mutado hacia rumbos no tan extraños, existe una empresa que contrata escritores que, en base al perfil del cliente, redactan cartas para los seres queridos. Es una especie de Call Center en el que gente sensible trata de comunicar ideas ajenas a personas que no conocen.
Theodore Twombly, interpretado por Joaquín Phoenix —ese talentoso actor, capaz de dar vida a un sociópata o crear un personaje sensible y tímido— es el protagonista. Theodore trabaja escribiendo cartas. Su rutina es como la de todo trabajador de oficina y su vida es solitaria. No tiene pareja, está en proceso de divorcio, y tiene pocos amigos; en la oficina apenas cruza algunas palabras con sus compañeros de trabajo. Vive solo y los únicos que le hacen compañía son sus artilugios electrónicos. Nada fuera de lo común.
Sucede que en ese mundo del futuro la inteligencia artificial se está abriendo mercado y se ha introducido en las casas como el sistema operativo de las computadoras personales. En la instalación se puede elegir si el sistema tendrá voz masculina o femenina, a partir de ahí la interacción con la máquina deviene en largas conversaciones de conocimiento mutuo, que luego llega a convertirse en enamoramiento.
El director conduce la acción por escenarios fríos, ultramodernos, en los que no es raro ver a gente que anda por la calle hablando sola, pero que en realidad están en constante comunicación con su computadora. Spike Jonze crea un mundo en el que la soledad conduce a las personas a entablar relaciones estrechas con sus gadgets. Al final la cinta presenta todas las etapas que se dan en las relaciones de pareja y se convierte en una gran metáfora de la vida.
La actuación de Joaquín Phoenix es excelente. El actor construye un personaje sensible, de voz pausada y de gesto contenido. Expresión facial y corporal se unen en una interpretación de gran calidad. También es importante el trabajo que hace con la mirada.
No aparece en pantalla, pero el trabajo de Scarlett Johansson, quien hace la voz de Samantha, el sistema operativo, es fundamental. La química lograda entre Johansson y Phoenix es “de película”.
En la parte visual el filme es un prodigio. La dirección de arte recrea escenarios alucinantes. La música es otro elemento importante en la narración de la historia.
Her es una sensible cinta que pone de manifiesto la necesidad del ser humano de encontrar compañía en cualquier lugar. También es una reflexión acerca de la deshumanización que viene con la tecnología. Spike Jonze agregá otro memorable trabajo a su filmografía. Bien para el cine.