Los elogios no son gratuitos. James David Rodríguez es considerado uno de los futbolistas jóvenes más valiosos del mundo. En la temporada 2011-2012 fue el jugador revelación en la liga de Portugal, y en la 2013-2014 ha sido elegido segundo mejor volante ofensivo de Europa, por detrás de Frank Ribéry. Tiene una zurda de oro y una formidable pegada.
Su pasión por el balón le viene de familia. Su padre, Wilson James Rodríguez, fue futbolista profesional entre 1985 y 1992, y formó parte de la selección de Colombia Juvenil en 1985. El pequeño James acudía a los entrenamientos de su padre y su ilusión era emular a Oliver Aton y sus goles imposibles en la serie de dibujos animados Supercampeones.
Su primer club profesional fue el Envigado FC, con el que consiguió el ascenso desde la Segunda División.
James pagaba cien mil pesos a un profesor, Omar Suárez, para que lo siguiera entrenando después de las sesiones del equipo. “¿A qué niño se le ocurre pagar clases extras?”, recuerda orgulloso Suárez.
Un empresario colombiano mostró unos videos de James jugando en el Envigado y fichó por el Banfield argentino. Allí llegó con solo 16 años, se convirtió en el extranjero más joven en debutar en el futbol argentino y ganó el Torneo Apertura, único título en la historia del club.
En Banfield es un ídolo y el que fuera su entrenador, Julio Falcioni, aún recuerda su valentía en la cancha.
Los ecos de su talento llegaron a Europa. Espanyol, Benfica y Oporto pujaron por él y fue finalmente la oferta del Oporto la más fuerte, que pagó por su pase 7.3 millones de euros. En ese momento, James viajaba con sus compañeros de Banfield para hacer la pretemporada, el presidente del club argentino dio la orden de que se parara el autobús y le avisó para que se bajara y se fuera a hacer las maletas.
En su viaje a Oporto (2010), James no llegó solo. Con 19 años decidió casarse con su novia, Daniela Ospina, hermana del portero de la selección de Colombia, David Ospina, y que solo tenía 18 años. Su exitoso paso por el Oporto —32 goles en 107 partidos— lo llevó al Mónaco, que pagó por él 45 millones de euros.
Pero en el equipo francés comenzó siendo suplente, su técnico, Ranieri, le pedía una mentalidad más defensiva, situación que cambió con varias asistencias de goles a sus compañeros y más empeño defensivo.
Pero si algo tiene ilusionado a James es el próximo Mundial. El 11 de octubre del 2011 se puso por primera vez el 10 de Colombia. El entonces seleccionador, Leonel Álvarez, lo convocó para los partidos de clasificación para el Mundial de Brasil —tres meses antes había estado jugando el Mundial Sub 20, donde fue el líder absoluto del equipo cafetero— y desde entonces se ha convertido en un hombre fijo en las convocatorias de la selección, también con la llegada de Pékerman al banquillo.
A James, el 10 de Colombia no le ha quedado grande. El Bandido, como suelen llamarlo por su capacidad de volver locos a los defensas, es un verdadero 10. “Siempre quiero hacer todo bien, intento ayudar, y es lo que hago cada vez que salgo a jugar”.