Por entonces, Cahill ya llevaba siete años jugando en Inglaterra, donde se marchó a los 16 años. Su familia tuvo que pedir dinero prestado para que el pequeño Tim cumpliera el sueño que acariciaba desde que veía los partidos de la Premier junto a su padre. Primero (1997) aterrizó en el Millwall, donde marcó 57 goles en 249 partidos. En 2004 anotó en Old Trafford el tanto que les permitió a los leones jugar la final de la FA Cup y a él, convertirse en el primer australiano en jugar una final del futbol inglés en 50 años. El Everton vio su potencial y lo fichó en 2004. En su primera temporada marcó 12 goles, pero el 13 de abril de 2006, a pocos meses para el Mundial de Alemania, se partió la rodilla. Se repuso gracias a su carácter peleón, propio de los samoanos, y Hiddink lo convocó. En Alemania comenzó a escribir su historia.
El 12 de junio de 2006, en Kaiserslautern, marcó el primer gol para Australia en un mundial, en la segunda participación, 32 años después, —Alemania 1974—. Aquel día, los de Hiddink perdían 1-0 ante Japón, y Cahill salió desde el banquillo para revolucionar el encuentro: dos goles, una asistencia y victoria 3-1. Tras haber perdido contra Brasil y empatado con Croacia, los australianos pasaron a octavos, donde perdieron ante Italia. Su figura también emergió en la clasificación para Sudáfrica.
Llevó a su selección a la cita mundialista con cuatro goles en seis partidos, y en el Mundial volvió a mojar, esta vez ante Serbia, aunque no pasaron a la siguiente ronda. Rápido y trabajador, tras este mundial siguió marcando goles en el Everton. Ídolo en Merseyside —filmaron una película documental en su honor: Tim Cahill: the unseen journey—, se marchó en 2012, tras 68 goles —21 de cabeza— y 278 encuentros, a los Red Bull de Nueva York. En la MLS lleva 13 tantos en 43 partidos.
Cahill ya no tiene el recorrido del Everton y enfrente estarán España, Holanda y Chile, pero él tiene sangre de Samoa porque pelea como si cada partido fuera el último. Este mediapunta tiene alma de líder y Australia lo necesita. A él y a sus goles.