El pequeño orangután padecía deshidratación, desnutrición e infecciones de la piel cuando fue recogido.
Un equipo de la organización International Animal Rescue (IAR) recuperó al bebé orangután macho para llevarlo urgentemente a su refugio de animales, donde ha sido cuidado.
Gito se recuperó rápidamente, y los responsables del refugio lo presentaron a otro bebé orangután, Asoka, con el que se puso a jugar, tras un período de intercambio de desconfiadas miradas.
Antes de poder vivir en estado salvaje, Gito tendrá que ir a la “escuela de la jungla”, un largo programa destinado a preparar a los orangutanes a vivir en su hábitat natural, indicó a la AFP la directora del programa, Karmele Llano Sanchez.
“Unos cinco o siete años pasarán antes de que Gito pueda ser soltado en plena naturaleza”, explicó.