ticas y de profundo tono verde azulado: es el eucalipto o árbol contra la fiebre, como se le conoce.
Esta famosa planta de origen australiano se encuentra por todo el mundo, tiene un crecimiento acelerado y sus hojas son apreciadas por sus bondades medicinales.
Para muchas dolencias
El químico biólogo Armando Cáceres, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC, explica que el eucalipto es utilizado principalmente para tratar problemas en las vías respiratorias, ya que de sus hojas se pueden obtener aceites con propiedades antisépticas y expectorantes.
Se usa en afecciones como la bronquitis, gripe y tos irritante, porque éste también tiene la bondad de poseer agentes bactericidas (destruye las bacterias e impide su desarrollo).
En forma de infusión es utilizada como remedio para el tratamiento de las afecciones leves en los bronquios.
Para prepararla, se dejan reposar las hojas, durante unos 15 minutos, en agua hirviendo. Sus baños de vapor constituyen un remedio infalible para la descongestión del aparato respiratorio.
Tópicamente se aplica a heridas, lepra, leucorrea, llagas, pústulas, quemaduras, úlceras, vaginitis, fibromas y tumores. Algunos hasta mastican sus hojas frescas para fortalecer las encías.
Leña y papel
La madera de este árbol es dura y pesada por lo que es codiciada para la fabricación de leña, carbón, postes, pulpa de papel y en la carpintería.
En Brasil el cultivo es importante: más que para uso medicinal, esta planta es considerada la principal fuente para la fabricación de papel, agrega Cáceres.
Características
Etimológicamente el término se deriva del griego eu -bien y kalipto- cubrir, refiriéndose a sus flores que están bien protegidas hasta que se abren por los sépalos y pétalos fusionados.
El ingeniero Francisco Vásquez, de la Facultad de Agronomía, de la USAC, explica que la planta fue introducida a Guatemala hace 40 años aproximadamente. Existen más de 500 especies, siendo las más comunes el Eucalyptus globulus, E. citriodora, E. camaidulensis, E. grandis.
Son árboles grandes que pueden medir de 25 a 90 metros de altura. Sus flores son melíferas, por lo que las visitan las abejas. Su copa es piramidal y alta; de tallos jóvenes tetrágonos; hojas juveniles opuestas, base anudada, de color gris-azulado o verde; mide de 8-15 cms. de longitud y 4-8 cms. de ancho.
Su textura es algo coriácea y es de color verde oscuro, con la nerviación marcada; flores axilares, solitarias o en grupos de 2-3, de hasta 3 cms.
de diámetro, con numerosos estambres de color blanco; suele florecer en septiembre y octubre.
Su fruto en forma de cápsula campaniforme tiene un color glauco y cubierto de un polvo blanquecino, de 1.4-2.4 cms. de diámetro. Se multiplica por semillas.
La planta es algo sensible a las sequías prolongadas y prefiere suelos ligeramente ácidos y frescos.
No todo es verde
Algunos ecologistas no aprueban el cultivo de eucalipto porque este árbol no es una plantación reguladora del ciclo hídrico (como deben ser los bosques), es una gran consumidora de agua. También por los aceites esenciales que contienen sus hojas, al caer difícilmente se degradan, bloqueando así el crecimiento de otras especies, agrega Larisa Cabrera López de la Facultad de Agronomía de la USAC.
Historia
En Tasmania y Australia este árbol abunda y es el alimento principal de los osos koala que allí habitan, indica Larissa Cabrera López, de la Facultad de Agronomía de la USAC.
En estos países al eucalipto se le denomina ?El árbol que hace desaparecer la fiebre?.
Su aceite azulado ya se utilizaba en la antigua China para aliviar dolores.
Para el resto del mundo no ha pasado desapercibido.
Sus magníficas propiedades se dieron a conocer en el siglo XIX en Europa, América, la India y Africa, donde se empezó a aplicar como desinfectante en enfermedades como el cólera, el tifus o la escarlatina.