Le emocionaban más otras canciones de su abuela, como “Una copla me ha cantado”, “La lavandera” o “Volver a los 17”.
BBC NEWS MUNDO
3 canciones de Violeta Parra que, a 100 años de su nacimiento, muestran por qué es tan trascendental para la música de América Latina, según su nieta Javiera
Javiera Parra dice que ha aprendido a querer "Gracias a la vida", la canción más famosa de Violeta Parra y uno de los himnos del folclor latinoamericano.
La chilena Violeta Parra (1917-1967) es pionera del movimiento musical conocido como la nueva canción. (Fundación Violeta Parra).
Así fue hasta que, junto con su hermano Ángel Parra, empezó a girar por el mundo cantando ese tema infaltable en el cancionero de “la Violeta”.
La hacían tal como ella la interpretó en esa austera versión original, con guitarra, charango y cuatro venezolano. Y la voz. Era importante cantarla con la misma nostalgia y profundidad.
Fue entonces que Javiera sintió el poder de “Gracias a la vida”.
Ella misma explica su cambio al hablar de cómo una mujer nacida en un pequeño pueblo del sur de Chile el 4 de octubre de 1917 consiguió convertirse en la cantautora más importante de la historia del país, en una figura mayor de la canción popular latinoamericana y en una artista reconocida internacionalmente.
“El éxito que alcanzó la obra de Violeta Parra en una época sin globalización ni internet es un misterio que sólo se puede resolver escuchando su música”, dice a BBC Mundo.
Para empezar a desentrañar ese misterio, Javiera eligió para BBC Mundo tres canciones de su abuela que muestran por qué es tan trascendental para la música de América Latina.
1. “Gracias a la vida”
La argentina Mercedes Sosa, el mexicano Vicente Fernández, la brasileña Elis Regina y el español Plácido Domingo son apenas algunos de los renombrados artistas que han creado sus propias versiones de “Gracias a la vida”.
Sonó en 1986 en el funeral del ex primer ministro de Suecia Olof Palme y en marzo pasado en el lanzamiento de la campaña presidencial de Sebastián Piñera en Chile.
“Ha sido muy versionada, pero la suya es insuperable”, dice Javiera Parra.
En esa versión original sólo acompañan a Violeta sus dos hijos, Isabel y Ángel (padre de Javiera), y el músico uruguayo Alberto Zapicán.
“Esa economía de recursos, en una conmovedora austeridad para su música, es [uno] de los rasgos que distinguen el canto de la autora chilena”, dice el cuaderno pedagógico “Violeta Parra: 100 años”, uno de los tantos materiales editados este año por el gobierno chileno con motivo del centenario del nacimiento de la artista.
“Gracias a la vida”, agrega, “es un manifiesto existencial que repasa lo que a la artista le resulta más entrañable —el amor, la naturaleza, la creación, el viaje—, e instala su canto en comunión con el de su pueblo”.
En las últimas estrofas, Violeta Parra canta: “Gracias a la vida que me ha dado tanto. / Me ha dado la risa y me ha dado el llanto, / así yo distingo dicha de quebranto, / los dos materiales que forman mi canto / y el canto de ustedes que es el mismo canto, / y el canto de todos que es mi propio canto”.
Declararse la voz de la gente en décadas de los 50 y 60, cuando en las radio de Chile y América Latina sonaban rock and roll y música disco, era revolucionario.
Este es uno de los pilares de la nueva canción, un movimiento musical (pero también social y político) comprometido con el sentir popular del cual Violeta Parra es pionera junto al argentino Atahualpa Yupanqui.
Entre los artistas y grupos que se convertirían en exponentes de ese movimiento hay artistas como los chilenos Víctor Jara, Quilapayún e Inti Illimani, los argentinos Los Chalchaleros, Los Fronterizos y la propia Mercedes Sosa, el uruguayo Daniel Viglietti y los cubanos Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, por citar algunos.
Javiera Parra incluso identifica la influencia de su abuela en la nueva camada de cantautores latinoamericanos, como el uruguayo Jorge Drexler y los mexicanos Leonel García y Natalia Lafourcade, e incluso en la música de ella y su hermano.
“Todos estamos obligados a visitar el planeta Violeta en algún momento para ser mejores músicos. Porque es muy vasto y nos enseña mucho a conocernos como latinoamericanos”, afirma.
Sobre “Gracias a la vida” en particular, la cantante también destaca: “Es una añoranza a la vida, como si ella ya se hubiera ido. Y viendo lo que vino después del disco 'Las últimas composiciones', uno entiende la canción de otra manera. Era una despedida”.
“Las últimas composiciones” salió a la venta en noviembre de 1966 y el 5 de febrero de 1967, Violeta Parra se suicidó. Tenía 49 años.
2. “Qué he sacado con quererte”
Esta desgarradora canción de desamor es también una de las más versionadas de Violeta Parra, desde el español Raphael hasta la mencionada Lafourcade.
“Admiro mucho la capacidad que tenía de generar empatía con la voz social, con el pueblo. Su capacidad de conectar con el sentimiento universal y volverlo arte”, dijo la mexicana al portal Emol el mes pasado. “Qué he sacado con quererte” es uno de los temas de su último disco, “Musas”.
Javiera Parra, una vez más, prefiere la versión original: “Tiene mucha fuerza. Habla desde un lugar despechado pero a la misma vez cándido. Es muy desnuda como en general son las canciones de Violeta”.
Incluido en el disco “Recordando a Chile” (1965), “Qué he sacado con quererte” es interpretado como un lamento mapuche.
Paula Miranda, doctora en poesía hispanoamericana por la Universidad de Chile, escribe en “Violeta Parra: después de vivir un siglo”, otro de los libros conmemorativos editados por el gobierno chileno: “Cada momento de la canción define su sentido por esta queja, la que irá in crescendo”.
En la primera versión, agrega, a la melodía y el uso recurrente del “ay” se suma un suspiro de la artista y una especie de llanto breve hacia el final.
Lejos de ser una excepción, la música de Violeta Parra y, por consiguiente, la nueva canción, se nutren de las tradiciones rurales tanto en sus letras como melodías.
Para ello, la artista chilena recorrió el país recopilando historias, sonidos e instrumentos del folclor local que luego volcaría en su arte.
“A finales de los años 60, ella incorporó instrumentos como el charango boliviano y el cuatro venezolano de la música más andina, que luego caracterizaron a la nueva canción, a este sonido fusión regional”, dice Javiera Parra.
Otros artistas del movimiento luego incorporarían más instrumentos indígenas, como las zampoñas y quenas. Aunque las constantes siempre serían la guitarra y voz.
El ecuatoriano Max Berrú, uno de los fundadores del grupo Inti-Illimani, llegó a afirmar: “Ella fue una artista increíble, que escribió de una forma simple pero muy profunda. Y lo que es más importante, nos enseñó los ritmos e instrumentos de otros países”.
“Ella abrió un mundo musical a los que formamos parte del movimiento”.
3. “El gavilán”
A diferencia de “Gracias a la vida” y “Qué he sacado con quererte”, canciones que forman parte del “Cancionero popular de Violeta Parra” editado por el gobierno chileno, “El gavilán” es un tema más desconocido por el gran público.
“Pertenece al 'lado B' de Violeta”, reconoce su nieta. Sin embargo, en su opinión, esta “pequeña ópera” de casi 10 minutos compuesta para un obra de ballet que nunca fue muestra un refinamiento compositivo de trascendencia regional.
“La música está a un nivel altísimo”, afirma. “La composición de la guitarra es algo realmente increíble”.
Esta canción, que fusiona raíces indígenas con ibéricas, “amplió las posibilidades creativas de todos los demás artistas”, se dice en “Después de vivir un siglo”.
Javiera Parra da aún un paso más y extiende la influencia de su abuela a las otras artes en que se expresó: “Violeta Parra fue un genio porque tuvo la habilidad de expresarse multidisciplinariamente en el arte plástico, la arpillera, la música, la décima, la centésima”.
“Eso no lo hace un músico, no lo hace un cantante. Lo hace un artista”.