A finales de la década de 1980, Lynette Dawson una ama de casa y madre de dos hijos de Sídney, Australia, desapareció de repente. Durante los siguientes 30 años la policía la buscó sin éxito.
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Los podcasts de crónica negra que usa la policía para resolver crímenes
En teoría, era una vieja historia que había sido contada muchas veces a lo largo de los años.
Pero ahora, 37 años después de que su esposo Chris Dawson la viera por última vez, los investigadores se están acercado por fin a la pista definitiva para encontrarla.
El mes pasado, las autoridades llevaron a cabo un arresto relacionado con el caso: el marido de Lynette, quien siempre negó cualquier implicación en el crimen.
Es difícil de saber exactamente qué motivó este último desarrollo, pero son varios quienes apuntan a un podcast emitido en mayo de 2018.
La serie australiana “The Teacher’s Pet”(en Latinoamérica “La mascota de la clase”) investigó el caso en gran detalle y descubrió nuevos testigos y pruebas que llamaron la atención de millones de oyentes en todo el mundo.
Hasta la fecha, todavía no está claro que rol habrían jugado esos podcasts. Después de todo, la policía estuvo desarrollando su propia investigación durante los últimos tres años.
Sin embargo, muchos aún se preguntan lo siguiente: si no hubiera sido por el trabajo del periodista Hedley Thomas y su equipo, ¿habrían pasado a la acción tan rápidamente?
“No somos agentes de la ley”
No es la primera vez que se ha sugerido que un buen podcast ha tenido impacto en el sistema judicial.
Años antes de que “The Teacher’s Pet”saltara a la fama estuvo “Serial”, un podcast de periodismo investigativo sobre la condena de Adnan Syed por el asesinato de su exnovia Hae Min Lee en el año 2000. El juicio se repitió.
“Serial”, el adictivo podcast que tiene a millones siguiendo un asesinato
El joven encarcelado en EE.UU. por matar a su exnovia que tiene un nuevo juicio 16 años después gracias a un podcast
En 2018, llegó el turno de “In the Dark” (En la oscuridad), que plantea cuestiones sobre una condena por asesinato. La segunda temporada cuenta la historia de Curtis Flowers, un hombre negro de Mississippi que fue juzgado seis veces por el mismo crimen con el mismo fiscal (de raza blanca).
El hecho de que un hombre fuera enjuiciado seis veces por el mismo crimen parece chocante por sí mismo, pero todavía lo fueron más las alegaciones de sesgo racial y las declaraciones cambiantes de los testigos que engancharon a los oyentes.
El Tribunal Supremo de Estados Unidos tiene que escuchar ahora el sexto recurso de apelación de Flowers. Si eso falla, sus abogados llevarán el caso de nuevo al Tribunal de Mississippi, esta vez con ayuda de los descubrimientos que sacó a la luz el podcast.
Sin embargo, la reportera Madeleine Baran, quien es la voz que narra “In the Dark”, dice que ni ella ni su equipo esperan -o esperaron jamás- “tratar de resolver el crimen”.
“No somos agentes de la ley”, afirma.
Puede que solo por esa razón los podcasts puedan convertirse en evidencias que las autoridades pasaron por alto o desmonten teorías que se creían verdades de hierro.
“Tenemos una ventaja en no ser fiscales y es que no somos la defensa”, explica Bran. “Eso es muy importante; necesitas estar tranquilo con que las cosas salgan de una manera o de otra”.
Además, por supuesto, necesitas contar una buena historia, lo suficientemente buena para captar la atención de todo el mundo.
La última esperanza
No hay nada que sugiera que la policía de Escocia cometió error alguno en su investigación sobre el asesinato de Alistair Wilson, el padre de dos hijos al que mataron a tiros a las puertas de su casa en la tranquila ciudad costera de Nairn hace 13 años.
Peo el hecho de que no se resolviera hasta muchos años después llamó la atención de la periodista de la BBC Fiona Walker, la reportera detrás del exitoso podcast emitido el año pasado “The Doorstep Murder” (que podría traducirse como “el asesino del umbral de casa”).
“Creo que todo el mundo quiere que los crímenes se resuelvan, pero después de 13 años la gente pierde fe en el proceso oficial”, explica.
“La gente sintió que nuestra investigación era una forma de analizarlo de nuevo seriamente”.
Baran reconoce su pérdida de confianza en las autoridades: sin duda, lo pudo apreciar en Mississippi.
“A quienes hablaron con nosotros los trataron muy mal durante todo el proceso. No querían hablar, no fue fácil conversar con ellos”, dice.
De hecho, Baran y su equipo pasaron un año viviendo en la ciudad, ganándose la confianza, volviendo una y otra vez para hablar con la gente, sacando a relucir sus recuerdos.
En el caso de Walker, un aviso de una fuente que no confiaba en la policía fue la oportunidad que necesitaba para comenzar su propia investigación.
“La fuente tenía mucha información y necesitaba expresarla. Tenía conocimiento, conciencia social. Pero, al mismo tiempo, temía por su vida”, dice la periodista.
Este acceso a personas vinculadas al caso que no querían hablar con las autoridades fue ventajoso para los podcasts.
“Algunas personas no fueron a la policía sintieron que podían acercarse a mí, era más fácil. Y yo las invité a hacerlo”, reconoce Walker.
Pero ambas periodistas apuntan a otros factores más: el tiempo y la determinación a querer resolver el caso.
Para Walker, eso significó tener la paciencia durante “meses y meses” de no dar casi ningún paso mientras esperaba a que la gente se decidiera a hablar.
Y para Baran implicó remover viejas cuestiones, presionar a cada uno de los contactos y, en un momento dado, indagar en montones de tarjetas penitenciarias en una fábrica de plásticos abandonada con la esperanza de que pudiera contener una pieza de información que andaba buscando.
Fue más tarde, mirando fotos, cuando descubrió que había dado en el clavo.
“Nos dimos cuenta de que una de esas tarjetas, entre todas esas trampas para ratones, contenía un nombre que llevábamos un año tratando de encontrar”.
Por supuesto, también hay dificultades: la posibilidad de que ocurriera un llamado“juicio mediático”, con miles de “detectives de sillón” tratando de averiguar qué paso exactamente no es insignificante.
¿Pudo la información de los podcasts terminar perjudicando un futuro juicio?
Cambio de rumbo
Y, sin embargo, incluso la policía abrazó la moda de los podcasts como una forma de resolver crímenes.
En California, Jennifer Manzella, vocera del Departamento de Policía de Newport Beach, tomó la idea como una forma de seguirle la pista a Peter Chadwic, un promotor inmobiliario multimillonario que fue acusado de matar a su mujer en 2012. En 2015 se saltó una comparecencia ante el tribunal.
Chadwick le presentó a la policía de Newport un problema relativamente único, ya que su riqueza significaba que “tiene recursos para estar en cualquier parte del mundo”, explica Manzella.
Por tanto, era imperativo difundir la historia lo más posible. El podcast ofrecía esa posibilidad. Y funcionó.
El día que la policía de Newport difundió “Countdown to Capture” (algo así como “Cuenta atrás para la captura”) se generaron docenas de pistas y siguen llegando incluso meses más tarde.
“Nunca pudimos anticipar ese nivel de interés. La respuesta fue masiva”, dice. “Estuvimos años sin conseguir ninguna pista”.
Y lea ha dado a todos esperanzas, sobre todo a la familia de la esposa.
“Él está viviendo en algún lugar, solo necesitamos que la gente nos cuente dónde”, le dijo Manzella a la BBC.
Sus palabras son casi repetidas por el detective Gary Cunningham, el hombre que lleva la investigación de la muerte de Alistair Wilson en Escocia: “Alguien ahí fuera sabe por qué Alistair Wilson fue asesinado y quién cometió ese asesinato”.
Ni “Countdown to Capture” ni los podcasts de la BBC han servido para resolver el caso. Pero existe la posibilidad de que puedan ser clave.
“El podcast no es fugaz: continúa llegando a nuevas personas y en cualquier momento podría haber quien tiene la información para resolverlo”, señala Walker.
“Pero eso también significa que cualquier nuevo desarrollo será examinado de cerca por millones de personas con interés en la historia. Y no hay nada como la expectativa de millones de personas para enfocar la mente”.