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“Me llevó a un callejón sin salida y se bajó los pantalones”: las conductoras de Uber y Lyft que son acosadas por sus clientes

Chrystle Barajas, una madre soltera de 44 años, trataba de ocultar su miedo mientras su pasajero le describía su fantasía sexual: acostarse con una madre soltera como ella.

“Hizo varias insinuaciones no deseadas”, le dijo Barajas a la BBC. El viaje llegó a su fin poco después.

“Cuando le dejé en su destino, me indicó que si giraba a la derecha llegaría a la calle principal”.

Pero era un un callejón sin salida.

“Cuando di marcha atrás, él estaba allí parado, con los pantalones bajados… tocándose”, recuerda.

“Estoy muy agradecida de que no estuviera en mi auto cuando hizo eso, pero todavía me sigue traumatizando”.

Barajas se puso en contacto con Uber inmediatamente. Un representante de la compañía le dijo que lo investigaría. Pero ella asegura que nunca le informaron sobre el resultado de esa investigación. Eso le hizo preguntarse si el hombre podría seguir reservando viajes en Uber con otras mujeres conductoras en el futuro.

“Me dijeron que no podían contarme las conclusiones por una cuestión de privacidad”, asegura.

Uber le confirmó a la BBC que el acceso de ese hombre a la aplicación fue desactivado temporalmente mientras la compañía investigaba lo sucedido.

No detalló qué ocurrió después, pero una vocera de Uber dijo que, siempre que hay un incidente, la empresa toma en consideración tanto las declaraciones de los afectados como el historial del conductor.

“Agarrada por un pasajero”

La BBC entrevistó a docenas de mujeres de distintas ciudades de Estados Unidos que trabajan como conductoras para Uber y Lyft, dos de las mayores compañías de transporte compartido en EE.UU. (y en muchas partes del mundo).

Todas ellas expresaron preocupación por el hecho de que, por ser mujeres, a menudo se sienten en riesgo, y no siempre perciben que las compañías prioricen sus intereses.

Chrystle Barajas, conductora de Uber

Cuando di marcha atrás, él estaba allí parado, con los pantalones bajados... tocándose

“Tuve que denunciar a un pasajero que me agarró cuando conducía“, dice Zuwena Belt, conductora de Lyft en Portland, Oregón. Belt gestiona un grupo de Facebook para mujeres que trabajan como conductoras en este tipo de empresas.

“Luego de terminar la carrera, llamé al equipo de emergencias de Lyft y a la policía. Estando al teléfono [con Lyft] se negaron a compartir información con el agente de policía”.

Lyft dijo que trabaja en estrecha colaboración con la policía y que existe un proceso para proporcionar información de los pasajeros, pero en casi todos los casos se requiere una orden judicial.

Otra conductora en Arizona describió cómo su pasajero “se apretó los pantalones contra su pene erecto” y le preguntó qué opinaba sobre eso.

“Le contesté que me parecía inapropiado”, relata.

Le puntuó con una sola estrella, una acción que debería haber evitado que la app volviera a relacionarla con él a partir de ese momento. Pero, cuenta, “después de apenas 10 minutos, Lyft me hizo coincidir con él de nuevo”.

Lyft le dijo a la BBC que ese pasajero ya fue desactivado, pero no ofreció ninguna explicación sobre por qué ese cliente pudo volver a pedir el mismo auto.

“Solo quería tu número”

Varias conductoras le contaron a la BBC que tanto Uber como Lyft tienen una función de “objetos perdidos”, gracias a la cual los pasajeros pueden contactar directamente a los conductores para recuperar cosas que dejaron en el vehículo.

Esas mujeres aseguran que algunos clientes suelen abusar de esa función cuando quieren tener más contacto con ellas.

Aunque el intercambio de mensajes sobre objetos perdidos suele ocurrir dentro de la aplicación, que protege los detalles de contacto, en algunos casos las empresas piden a los conductores que se pongan en contacto con el pasajero directamente, o viceversa.

Los conductores pueden ocultar su número, sin embargo ninguna de las mujeres que habló con la BBC dice que las empresas le aconsejara hacer tal cosa o le haya explicado alguna vez cómo hacerlo.

Una conductora de Uber en Carolina del Sur dice que la firma le pidió que se pusiera en contacto con un pasajero por un objeto perdido. Cuando lo hizo, recibió un mensaje con la siguiente respuesta: “Hey Jane [el nombre ha sido modificado]. En realidad, no perdí nada en tu auto. Solo quería tu número“.

“El mensaje incluía un video…. [de su pene]”, añade la mujer.

Otras mujeres describen cómo algunos clientes usaron su número de teléfono para buscarlas en páginas web y en redes sociales como Facebook.

“Rechacé la solicitud de un tipo en Facebook y me dio un mal puntaje”, cuenta Mary Thompson, de Carolina del Norte.

“Aquello ocurrió hasta tres veces, y decidí desactivar mi cuenta”.

Después de cada viaje, los pasajeros y los conductores tienen la oportunidad de valorar su experiencia de viaje de 1 a 5 estrellas.

Uber y Lyft dicen que los abusos en su sistema pueden derivar en que a ciertos pasajeros se les prohíba usar el servicio.

Invitados no deseados

A veces, esos contactos indeseados llegan todavía más lejos.

Wendy González, que vive en los alrededores de Los Ángeles, le mostró a la BBC un video grabado por las cámaras de seguridad de su casa en septiembre de 2018.

Las imágenes muestran a dos hombres parados en la puerta de su casa para, supuestamente, recuperar un celular que se habían dejado en el asiento trasero del carro de González la noche anterior.

“La puerta ni siquiera está cerrada con llave”, dice uno de los hombres, luego de varios minutos llamando a la puerta y mirando a través de una ventana. “¿Hola? ¡¿Hola?! ¡Buenos días! ¿Hay alguien en casa?”.

No está claro cómo esos hombres consiguieron la dirección de González.

 

Wendy González, conductora de Uber

Dos hombres fueron a la puerta de mi casa

Un agente de apoyo de Uber le dijo que probablemente fue a través de una aplicación externa de localización, tal vez Find my iPhone, de Apple. Pero el carro de González no estaba aparcado justamente en la puerta de su casa.

En el video, cuando González aparece en la puerta, uno de los hombres la mira sobresaltado y le dice: “Mi teléfono está dentro de tu vehículo y me gustaría recuperarlo ahora mismo”.

González dice que, en un momento dado, uno de los hombres llegó a poner el pie en su casa, pero la cámara no pudo capturarlo desde ese ángulo.

Se quejó a Uber y la empresa le dijo que el dueño de esa cuenta recibiría “un recordatorio de las guías comunitarias”.

“Nosotros evaluamos todas nuestras quejas y preocupaciones sobre seguridad, y eliminamos del sistema a los usuarios en los que vemos una clara evidencia de patrones problemáticos”, escribió luego un representante de seguridad de Uber.

“Sin embargo, nuestras políticas de privacidad dictaminan que no podemos compartir resultados específicos de nuestro proceso de evaluación”.

“No conduje demasiado después de eso”, añade González. Uber dice que el pasajero recibió una advertencia.

“Modo supervivencia”

Ni Uber ni Lyft saben cuál es el impacto de esta situación en sus negocios.

Uber dice que no recaba datos sobre cuántas mujeres entraron en (o dejaron) la plataforma, pero un estudio externo publicado en 2017 sugiere que el 27% de sus conductores son mujeres.

Lyft dice que emplea a un 29% de mujeres, de acuerdo con cifras internas.

Un estudio externo de investigadores de la Universidad de Stanford, en California, sugiere que las conductoras ganan menos por hora que sus homólogos masculinos porque son más cautelosas a la hora de recoger a clientes en zonas con altos índices de criminalidad o con muchos establecimientos en los que sirven alcohol.

Ann Marie Lund, una conductora de Mineápolis, habló con la BBC sobre una ocasión en la que llevó a cuatro hombres que estuvieron todo el paseo hablando sobre el aspecto físico de ella.

La cámara de su salpicadero capturó un viaje en diciembre que duró unos seis minutos. Al final del viaje, el pasajero le explica por qué cree que es una “chica sexy”.

“Entras en el rango, cariño”, se escucha la voz del hombre a su espalda.

Lund sonríe y participa en la conversación. Ella lo llama “modo de supervivencia”. Otras mujeres tienen otros nombres para ese mismo objetivo: terminar una conversación inapropiada sin parecer maleducada o “estirada”.

“No vale la pena que mi puntaje sufra represalias”, dice otra conductora que prefiere no revelar su nombre.

“La conductora perderá ciertos beneficios y, eventualmente, su cuenta será desactivada si no tiene suficientes puntos”.

Pero a veces el “modo supervivencia” no basta.

Jacqueline Stewart, quien conduce en Tucson, Arizona dijo: “Un pasajero me dio tres estrellas tras decir que no era tan bonita como decía mi foto de perfil. Hizo que mi puntaje descendiera de 4,93 a 4,89″.

Indefensas

Muchas de las mujeres entrevistadas opinan que el acoso es en gran parte inevitable cuando conduces un vehículo en una empresa de transporte compartido, y que ocurre de una forma que no se acepta en otros puestos de trabajo.

Uber y Lyft dicen que la seguridad es su mayor prioridad, aunque hasta el momento las compañías no han compartido datos entre sí, aparte de los de clientes que fueron vetados por delitos graves.

Algunos incidentes no fueron denunciados por las conductoras, a quienes a menudo les preocupa ser desactivadas de la plataforma por armar un escándalo.

Algunas mujeres se mostraron particularmente reacias a hablar sobre cómo se protegieron a sí mismas, pues las políticas de Uber y Lyft prohíben las armas defensivas.

“Ninguna de ellas te permite llevar ningún tipo de armas”, dice Shelly [no es su nombre real], quien se encontró con un pasajero masturbándose en su auto.

Cuando reportó el incidente y escribió sobre su experiencia en internet, se supo que ese mismo pasajero ya lo había hecho en el vehículo de otra mujer. Fue arrestado y actualmente está a la espera de un juicio.

“No creo que eso esté bien”, opina Shelly sobre la política de armas. “Si somos mujeres deberíamos al menos poder llevar gas pimienta“.

En respuesta, Lyft dice que esa política fue diseñada para que conductores y pasajeros se sintieran más cómodos. Uber es menos estricto: permite el gas pimienta, pero prohíbe usarlo de modo amenazante.

En cuanto a las pistolas, la compañía prohíbe “llevar armas de fuego de cualquier tipo mientras se usa la aplicación”, aunque una vocera dijo que las leyes locales pueden anular parcialmente esa política.

Cámaras y anillos

En grupos privados de Facebook, las mujeres se aconsejan entre ellas sobre cómo manejar los frecuentes comportamientos inapropiados de distintas formas.

Para algunas, las cámaras que graban a los pasajeros son un buen elemento disuasorio. Otras dicen que se visten discretamente y no llevan maquillaje. Algunas llevan falsos anillos de matrimonio.

Jeanette Davis, una conductora en Sacramento, relata que durante un tiempo tuvo un acosador en internet. Era un pasajero que la encontró en Facebook. El primer paso, asegura, debería ser que las mujeres reciban mejores consejos antes de trabajar como conductoras para este tipo de servicios.

“Recibí el visto bueno de Uber a los 45 minutos de haber enviado mi solicitud”, señala. “Podría haberme conectado [sin tomar precauciones, como ocultar el número] esa misma noche. Nos echan a los lobos“.

Ilustraciones de Emma Russell.

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