“Bromeamos diciendo que el primer día llegas listo para comerte el mundo, y cuando llega el cuarto día, estás listo para quemarlo”, cuenta.
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Qué efectos tiene en el cuerpo humano trabajar en horarios nocturnos
Hace 16 horas que Tracey Loscar, una paramédica de Alaksa, está trabajando. Su turno dura 24 horas. Hace cuatro de estos turnos por semana y lleva 17 años trabajando por la noche.
“Me gusta el ritmo de la noche. Hay menos gente en la calle, las llamadas son variadas, los patrones son diferentes y hay menos negocios abiertos”. Pero la noche también tiene sus riesgos.
“La noche es más peligrosa en varios frentes”, explica, “si tu capacidad de reacción o de observación es un poco más lenta, los riesgos aumentan cuando estás trabajando. Es abrumador”.
Millones de personas trabajan por la noche en todo el mundo.
Hay pocas estadísticas oficiales, pero según un estudio de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, entre el 7% y el 15% de la fuerza de trabajo en los países industrializados participa en alguna forma de trabajo nocturno.
La Organización Mundial de la Salud considera a los turnos nocturnos como una causa posible de cáncer debido a que interrumpen los ritmos circadianos.
Ritmo circadiano
Pero ¿cómo fue que surgieron los turnos nocturnos?
“Desde la producción de las primeras lamparillas comerciales de Thomas Edison tuvimos la capacidad de invadir la noche a bajo costo, y el sueño fue la primera víctima”, explica Russell Foster, experto en sueño y profesor de la Universidad de Oxford, en Reino Unido.
“El problema clave es que tenemos este reloj biológico interno que está programado en función del mundo externo, como resultado de la exposición al ciclo de luz/oscuridad“.
Los trabajadores nocturnos están expuestos a niveles bajos de luz durante su turno, explica el investigador, pero cuando se encuentran con la luz natural brillante al regresar a sus hogares, el reloj interno se acomoda al patrón normal de luz/oscuridad que rige la vida de los trabajadores diurnos.
“Por eso tienen que ignorar constantemente esta suerte de impulso biológico de su reloj que les dice que deberían estar durmiendo”.
Y no importa si estás trabajando regularmente por la noche, añade, a menos que puedas esconderte completamente de la luz una vez que terminaste de trabajar y asoma la luz del día.
Efectos sobre la salud
Pero ¿qué efectos físicos tienen los turnos nocturnos en tu cuerpo?
Foster señala que ignorar al reloj biológico hace que se active el “eje del estrés”, que es la forma en que tu cuerpo reacciona en una situación llamada de lucha o huida.
“Estamos inyectando glucosa en la circulación, aumentando la presión sanguínea, posicionándonos en estado de alerta para lidiar con una potencial amenaza y la situación no es esa, solo estamos trabajando”, argumenta Foster.
El científico advierte que los niveles sostenidos de estrés pueden dar lugar a enfermedades cardiovasculares, o anomalías metabólicas como la diabetes tipo 2. El estrés también puede inhibir el sistema inmunológico, que puede dar lugar a altos niveles de cáncer colorrectal y de mama.
Esos son los efectos a largo plazo, pero, evidentemente, la falta de sueño nos afecta también en el corto plazo.
Los efectos más obvios son sentirse cansado, entender la información de forma incorrecta, no comprender los signos de comportamiento no verbal de los demás y la pérdida de empatía.
Comida saludable
“No vamos a encerrar al genio del trabajo 24 horas al día, 7 horas a la semana otra vez en su botella”, dice Foster. Pero advierte que las compañías cuyos empleados hacen turnos nocturnos deberían prepararse para recibir demandas en el futuro si no demuestran que están tomando todas las medidas posibles para tratar de mitigar algunos de los problemas asociados con el trabajo nocturno.
Además de implementar chequeos de salud más regulares para los trabajadores, apunta, deberían asegurarse de ofrecerles durante sus turnos alimentos (como frutas, por ejemplo) nutritivos para evitar los riesgos de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Cualquiera que haya trabajado durante la noche sabe que no es fácil conseguir comida saludable.
Una investigación sugiere que el consumo de carbohidratos puede subir entre un 35% y un 40% después de tan solo cuatro o cinco días de sueño restringido, debido al aumento del nivel de una hormona llamada grelina.
Esta hormona nos hace sentir hambre y nos alienta a consumir alimentos con azúcar y carbohidratos.
“En última instancia, no es bueno para la obesidad o condiciones como la diabetes tipo 2”, puntualiza Foster.
Costo económico
La falta de sueño no solo tiene un costo para la salud, sino también uno económico, asegura Marco Hafner, economista del instituto de investigación Rand Europe.
“En Reino Unido encontramos que la falta de sueño le cuesta a la economía cerca de US$54.000 millones al año”, afirma, “esto representa aproximadamente el 1,8% del PIB de Reino Unido. Es una mezcla de pérdida de productividad y los efectos de la mortalidad”.
¿Están los gobiernos prestando atención a este problema en términos de sus políticas públicas?
De acuerdo a Hafner, aún es muy temprano, pero “sabemos que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (en EE.UU.) ha analizado el problema y ha determinado que la insuficiencia de sueño es una epidemia de salud pública”.
“Hay cada vez más conciencia de que la falta de sueño es un problema de salud pública”, añade.
Conveniencia
¿Por qué hacerlo entonces? Si hay tanta evidencia sobre los riesgos para la salud de hacer turnos nocturnos, ¿por qué ponerse en una situación de riesgo?
Mucha gente no tiene otra opción, y la paramédica Loscar señala que hacerlo tiene sus beneficios.
“Los horarios que tenemos ahora funcionan bastante bien para mi familia… Tengo dos semanas libres al mes. Trabajo una semana larga, pero luego tengo siete días libres consecutivos y eso son siete días para estar con mis hijos y hacer planes”.
“Sabía en qué me estaba metiendo. Conozco bien mi patrón para dormir, conozco bien mi actividad física y qué comer, y cancelo cosas si necesito recuperarme para asegurarme de que trato de mitigar (los efectos negativos) todo lo que puedo”.
Para Loscar, el trabajo nocturno se adecúa a cierto tipo de personalidad.
“Yo diría que la persona que prefiere o solo hace turnos nocturnos es alguien que es, por naturaleza, un poco más introvertido. Te expones menos al público, por eso tiendes a encontrar que la gente que prefiere trabajar de noche es gente que prefiere que la dejen sola haciendo su trabajo”.
Pero ¿17 años de turnos nocturnos no han tenido ningún efecto sobre su salud física o mental?
“Bueno, supongo que me pasé cansada gran parte de ese tiempo”, se ríe.