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El escándalo que pone en peligro la “supervivencia” de la Academia Sueca que designa al ganador del Nobel de Literatura

Supera a un "drama de Shakespeare".

Katarina Frostenson, miembro de la Academia, está en el centro de la polémica. GETTY IMAGES

Katarina Frostenson, miembro de la Academia, está en el centro de la polémica. GETTY IMAGES

Así describe la prensa de su país la grave crisis que sacude a la Academia Sueca, la institución que designa al ganador del prestigioso Nobel de Literatura.

El mes pasado presentaron su renuncia tres de sus miembros, entre ellos su rostro más visible, la primera mujer que se convirtió en secretaria permanente, Sara Danius.

Y en total ya van 6, lo que desembocó en que este viernes la Academia Sueca decidiera no conceder el premio Nobel de Literatura 2018.

“Una de las circunstancias que puede justificar una excepción es que se presente una situación tan grave en la institución que otorga el premio, que la decisión de conceder el Nobel no sería percibida como creíble”, explicó la Academia en su portal de internet.
El premio Nobel de Literatura, que se entrega desde 1901, solo se ha dejado de conceder en siete ocasiones y la mayoría de veces se debió a las dos guerras mundiales.

Pero ¿cuál fue la causa para tomar semejante decisión? Un escándalo de acoso sexual que ha evidenciado las diferencias en el seno de la institución y ha puesto en duda incluso su funcionamiento.

La Academia se ha quedado con 10 de sus 18 asientos ocupados (se suman otras dos personas que se rebelaron contra la institución hace años por otros motivos), lo que le dificulta llevar a cabo sus funciones en un mes clave, cuando tiene que definir la lista final de candidatos al Nobel de Literatura.

Acoso sexual

Todo comenzó el pasado mes de septiembre.

En pleno auge del movimiento Me too, 18 mujeres denunciaron por acoso sexual al dramaturgo francés Jean-Claude Arnault, estrechamente vinculado a la Academia Sueca.

Arnault es marido de la académica Katarina Frostenson y ambos gestionan un club literario llamado Forum que la Academia había ayudado a financiar en el pasado.

Los alegatos de las mujeres no fueron denunciadas ante la policía, pero la fiscalía abrió una investigación preliminar y la cerró parcialmente por falta de pruebas y por el tiempo que había pasado desde que se produjeron los supuestos hechos.

No obstante, algunos incidentes siguen bajo investigación.

El dramaturgo, una destacada figura en el mundo cultural sueco, rechaza todas las acusaciones, según confirmó su abogado en un correo enviado a la agencia Reuters.

La denuncia de esas mujeres, que se produjo a través del principal diario sueco Dagens Nyheter, forzó a la Academia a cortar todos sus lazos con Forum y a abrir una investigación sobre su relación con este club.

El medio sueco reveló que esa investigación interna concluyó, entre otras cosas, que Arnault filtró el nombre del ganador del Nobel en siete ocasiones, entre ellas, el de Bob Dylan.

Batalla interna

Todo ello produjo un terremoto y algunos miembros abogaron por la expulsión de Katarina Frostenson, un extremo que sólo se produjo una vez antes en la historia de la organización, fundada en 1786.

La expulsión no llegó a vencer en el debate celebrado la semana pasada pero evidenció las disputas entre sus miembros.

A mediados de abril, se produjeron las primeras dimisiones, las de Klas Östergren, Kjell Espmark (el segundo académico más veterano) y Peter Englund (ex secretario permanente), que creían necesaria la renuncia de Frostenson.

Su salida fue criticada por otros miembros como el exsecretario Horace Engdahl, que les llamó “malos perdedores” públicamente, airando los problemas internos por los que pasa el exclusivo grupo.

Esta semana se sumaron otras dos renuncias, las de la secretaria permanente Sara Danius, encargada de anunciar el Nobel de Literatura, y la de la propia Katarina Frostenson, centro de la polémica.

“La Academia quería que abandonara mi puesto como secretaria permanente”, señaló Danius ante la prensa.

El escándalo “ya ha afectado gravemente al premio Nobel y eso es un gran problema”.

El director de la Academia, Anders Olsson, confirmó por su parte que Frostenson había dimitido “con la esperanza de que la Academia Sueca sobreviva como institución”.

“Creo que todos entendimos la gravedad de la situación en la que nos encontramos. Nos vimos obligados a hacer un compromiso, dar un paso atrás. Quienes apoyaban a Frostenson retrocedieron y ella aceptó dejar su puesto”.

“La crisis de confianza quisimos solucionarla también con la salida de Danius”, afirmó Olsson.

A finales de abril, la escritora Sara Stridsberg renunció a su puesto dentro de la Academia.

El papel del Rey

Otro de las controversias que ha generado esta situación afecta a su propio funcionamiento, pues las dimisiones o renuncias son meramente simbólicas.

Los cargos en la Academia son vitalicios, por lo que en principio esos puestos que ahora quedan vacíos no se pueden ocupar.

La crisis ha provocado que el protector de la Academia se involucre en el asunto: el rey Carlos XVI Gustavo.

El monarca ha instado a los miembros a resolver sus conflictos y precisó que estudiará la opción de completar los estatutos en relación al derecho a renunciar.

Los políticos se han sumado al llamado del Rey y consideran que el asunto no sólo afecta a esta institución, sino a la imagen de todo el país.

“Esto es un problema para Suecia”, señaló el primer ministro Stefan Lofven.

“Es importante que la gente confíe y respete a la Academia”.

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