¡Simón!
La avenida tiene apellido de prócer Libertador de América y muchos nombres de mueblería: Wendi, Claudia, Carmen. Nombres santos: San Basilio, Santa Lucía. Nombres de cosas abstractas: La Buena Fe, La Bendición, La Elegancia.
A la acera se asoman muebles de sala, de comedor; camas de metal, madera o esponja, generalmente más baratas que en almacenes grandes. Claro, no necesariamente es la misma calidad, pero aquí se puede regatear y hasta le consiguen un camión fletero que le lleve la platera nueva a su casa.
?Tenemos muebles modernos?
Si entra en uno de esos pequeños locales, caminará entre roperos y gaveteros apilados, torres de camas (con las patas a un lado) y sillas equilibradas sobre mesas patas arriba (que parecen de caoba, pero son de legítimo pino).
Cerca del techo acomodan los andadores de madera y las sillitas (que también parecen de caoba) donde comerá un bebé. No todas las mueblerías son reducidas. Algunas son verdaderas ciudades de muebles, como la Victoria o la Condesa.
¿Dónde empieza la Bolívar?
Siguiendo los números, parte del viaducto de la 19 calle. Hay un mercado viejo y usado: trincheras de zapatos, relojes desarmados, alambres con cientos de llaves enhebradas. Aquí buscaremos cosas otro domingo. Por ahora, camino bajo este sol (que no es de oro, como dijo Gómez Carrillo, sino de efecto invernadero).
Los números son de casas, según las calles:
21-03: Alquilan cuartos. Se ve el portón, el patio y una nube de moscas. Cerca de la 26 calle, la Bolívar empieza a ser de doble vía. En la cuchilla está abandonada la gasolinera Santa Cecilia.
27-04: La acera no sólo es ridícula (un poste la abarca toda), además la ocupan catres y camas que asoman la cabecera.
28-83: Mariachi Perlas de Cristo.
28-78: Mueblería San Basilio, a la par del centro ?Familia de la fe?, donde leen el Tarot.
29-52: Frente a mueblería El Volcán II, una mujer juega a pegarle con un palo al tendero de la mueblería de la vecindad (12 horas).
33-53: El jueves 14 estaban atados juntos unos 10 esqueletos de futuras camas. La madera sin lijar no se verá cuando tengan tela de Wini Pu o de flores enormes. Un rótulo forrado de sudoroso plástico dirá: somier completo matrimonial: Q575.
Paréntesis de cafeterías
Quien pasa por la Bolívar lee alguno de estos nombres: Kam Sing, Long Fong, Pang Seng, Hen Wa, Long Woon, Tokio. Algunos improvisan discoteca (con luces y bocinonas) los fines de semana. Los curiosos miran desde la puerta.
A todo esto
Vamos por la 38 calle. Cerca de la pasarela. Vemos los mismos sofás de filetes dorados, los mismos catres plateados. Algunos vendedores se aburren, dormitan, mientras otros me dicen que pase adelante, qué le gusta, no tenga pena pregunte, entre sin compromiso, ¿le gusta la mesita de sala? (Y no, no me gusta). Pasamos frente al salón Guatemala Musical y sus banderitas de hojalata.
Cerca de abarrotería La 40 está la tienda Niño Dormido, nombre que invita a pensar en lo solitaria que duerme de noche esta avenida tan humeante y gritona de día.
No veo más muebles adelante. Cerca está el nudoducto Trébol y el que fuera alguna vez Primer Cuerpo de la Policía, hoy subestación de la comisaría 11.
Aquí llegamos
A la Bolívar le hace ruido la panza cuando extraña sus viejas casas ya derrumbadas o maltrechas, sus cines Tropical y Bolívar, ya inexistentes.
Hace poco demolieron el caserón que ocupaba el Aserradero H.E. Arathoon y Cía. (en el 32-62, frente a la iglesia Cristo Salva).
Por ahora es un predio vacío en el que construirán algo que los niños (cuando sean grandes) creerán que siempre estuvo allí.