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Salud: Las vitaminas del complejo B son esenciales en el desarrollo del sistema nervioso

Los beneficios de una dieta balanceada se observan en el buen funcionamiento del cuerpo, por lo tanto no se escapa el sistema nervioso.

Éste puede presentar trastornos por deficiencias nutricionales, tanto a nivel central o cerebral como periférico, asegura el neurólogo Carlos Dávila Vásquez.

Para el especialista la falta de alimentos que contengan complejo B, como la tiamina, ácido nicotínico, riboflavina, pirodixina y ácido fólico provoca degeneraciones en los nervios, que más adelante causan enfermedades como neuropatías (inflamación y degeneración de los nervios periféricos).

De la misma manera opina la licenciada en nutrición Lourdes Menegazzo de Ruiz, quien explica que en la dieta diaria no debe faltar ninguno de los nutrientes referidos, ya que cada uno tiene una función específica en el sistema nervioso central.

El ácido fólico

Se encuentra en las frutas, carne de res, queso, pollo, berro, espinacas, lentejas, hígado, leche, hongos, atún, naranja.

Es vital en la formación de células nerviosas del embrión y feto, agrega la nutrióloga. Algunos estudios demuestran que las mujeres que la consuman antes de concebir un bebé y durante el primer mes de embarazo reduce el riesgo de tener un hijo con problemas cerebrales, espina bífida o anencefalia. La primera es una de las causas principales de la discapacidad infantil, mientras que la segunda consiste en un subdesarrollo del cráneo y cerebro.

Vitamina B 12

Se encuentra en las carnes rojas. Contribuye a la formación de células que protegen el recubrimiento del sistema nervioso y, por ende, previene daño en los nervios, puntualiza Menegazzo.

Su carencia causa una degeneración de la médula espinal y con el tiempo, parálisis, advierte Dávila Vásquez. Esto ocurre porque cuando los nutrientes no llegan en las cantidades adecuadas al nervio, éste empieza a afectar el sistema motor.

Tiamina

Las principales fuentes de esta vitamina, que optimiza la función cerebral, están en la yema del huevo, pescado, hígado, germen de trigo, maní, brócoli, nueces, ciruelas y pasas, refiere la experta.

Su déficit afecta el sistema nervioso, circulación e intestinos. Entre los síntomas se incluyen irritabilidad, trastornos emocionales y pérdida de apetito.

La ausencia crónica causa una enfermedad del sistema nervioso llamada Beriberi que se define como confusión mental, a su vez provoca alteraciones neurológicas, neuropatía periférica, atrofia en las extremidades, así como taquicardia y cardiomegalia (agrandamiento del corazón).

La deficiencia es más común en alcohólicos crónicos, pues el alcohol, además de no aportar nutrientes, aumenta la excreción de tiamina por la vía urinaria.

Para el cerebro

Este órgano también necesita cierta cantidad de nutrientes.

?Lo más importante es la glucosa?, explica el médico y cirujano Vinicio Velásquez Monge, especialista en nutrición. La función cerebral se basa en la regulación de los carbohidratos y azúcares, agrega.

Por ello, el mantenimiento de los niveles de glucosa en la sangre es vital en el organismo de los mamíferos. Si ésta cae rápidamente hacia niveles bajos (hipoglucemia) y permanece disminuida durante 5 ó 10 minutos, puede dar lugar a desmayos o convulsiones, porque en condiciones normales el sistema nervioso central depende de glucosa constante?, señala el profesional.

Además, este nutriente se dirige luego al páncreas y produce insulina, la cual posteriormente se corre al torrente sanguíneo, neuronas y cerebro. La glucosa se obtiene de los vegetales, frutas, frijoles, tortillas y en los carbohidratos ya procesados como la harina blanca de trigo y el azúcar.

Sin embargo, tampoco hay que consumirla en exceso, porque cuando esto sucede se estimula al páncreas a producir más insulina, y como en un círculo vicioso, el resultado es hipoglucemia.

Los síntomas de ésta son: confusión mental momentánea, crisis nerviosas, fuertes dolores de cabeza, palpitaciones cardíacas marcadas por momentos, adormecimiento de ciertas áreas del cuerpo, disminución del apetito y sudores fríos, entre otros.

Nueces y frutas

Según el libro Los alimentos, medicina milagrosa, del psicólogo James Penland, las frutas y las nueces son alimentos para el cerebro porque contienen mucho boro, un elemento que parece tener efectos sobre la actividad eléctrica.

El boro también se encuentra en leguminosas, hortalizas, además de manzana, pera, durazno y uvas.

Necesarios

Recuerde incluir estos nutrientes en su dieta.

? B 6 o piridoxina. Está en las zanahorias, pollo, huevo, pescado, carne roja, espinacas, melón, brócoli, alfalfa. Es indispensable para el funcionamiento del sistema nervioso y cerebro, porque ?contienen algunas sustancias que se utilizan para la construcción del tejido nervioso?, afirma Dávila.

? Fósforo. Está en el pescado, carnes rojas y espárragos. Su consumo es útil, porque parte de las membranas de las células tienen fósforo. La carencia de este nutriente ocasiona encefalopatía (daños en la cavidad interna del cráneo).

? Niacina. Mantiene activo el cerebro porque es un vasodilatador. ?Llega un momento en que las arterias se convierten en venas, y la niacina lo vasodilata y estimula la circulación a todo nivel?, expresa Vinicio Velásquez Monge, médico y cirujano especialista en nutrición humana. Se obtiene de carnes, pescado, patatas, pan, cereales y frutos secos.

? Riboflavina. Es importante para la prevención de trastornos visuales. Su carencia produce vértigo, mareos y temblores. Fuentes: carne, queso, leche, vegetales, huevos, cereales integrales y legumbres.

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