“Esto lo hice pensando en Guatemala, en el Centro Histórico”, expresa el humorista de 73 años, quien vivió su infancia en el Barrio Gerona, y aprendió de las calles y la gente de ese entorno la picardía que inyecta a sus chistes.
“A los 7 años empecé a trabajar en el Centro Histórico como lustrador, y andaba por todos lados. ¿Te podés imaginar el cariño que siento yo por todo esto? Aquí me gané la vida”, agrega emocionado.
Velorio considera que en las zonas 1 y 2 se vive un crecimiento cultural impresionante, y que con este espacio pretende dar su granito de arena a la que considera que será la zona cultural más grande del país en el futuro.
En crecimiento
En La Casa de Velorio, además de presentarse el humorista los fines de semana, hay cabida para exposiciones, diversas presentaciones de artes escénicas y encuentros culturales.
También hay un restaurante y una cafetería. Lo único que lamenta Velorio es que la vida nocturna no sea como la que existía hace varias décadas en el país, antes de la Ley Seca.
“Guatemala se desgració con esa ley porque le quitaron el brazo derecho a la ciudad. Todos los artistas que trabajamos de noche somos generadores de trabajo para el día siguiente”, opina. Sin embargo, se muestra optimista en torno al surgimiento de nuevos espacios artísticos como oportunidad de trabajo para jóvenes.
“Necesitamos lugares como este, que es para toda la gente, para todos los guatemaltecos; ojalá surjan unos 20 más. La gente necesita sitios para recrearse, para difundir la cultura. Sin estos espacios Guatemala no sirve”.
El
Velorio presenta dos funciones de comedia semanales en su nuevo espacio. Los shows de dos horas incluyen también a dos bailarinas de Livingston y un peculiar cantante llamado Miguelito. El plato fuerte de las presentaciones se compone de una serie de chistes nuevos que abarca todo tipo de profesiones e incluso las nuevas tecnologías, como las pantallas de los televisores inteligentes.