Es casi imposible dentificar todos los ingredientes de una hamburguesa. Este tipo de alimentos tiene una alta cantidad de conservantes, colorantes y glutamato monosódico -que sirve para resaltar el sabor-. Estas combinaciones suelen ser dañinas para la salud, por lo que no representa ningún beneficio, explica el sitio imujer.com
Baja calidad
La comida chatarra no suele estar elaborada con productos de la mejor calidad. Hay que prestar atención, por ejemplo de que las hamburguesas tengan una consistencia chiclosa, las lechugas están marchitas y el pollo está duro. Esto no es lo normal.
Inseguridad
La mayoría de los restaurantes de comida rápida contratan a personas que no tienen la suficiente capacitación para manejar alimentos y prepararlos. Las empresas, apabulladas por su gran ritmo de ventas, tampoco los capacitan de forma adecuada.
Grasas trans
Las papas, el pescado, el pollo frito y los emparedados son algunas de las mejores fuentes de grasas trans. Este es el tipo de grasas que el organismo no puede eliminar, que aumenta el colesterol malo y que muchas veces desencadena enfermedades cardiovasculares y obesidad.
Pocos nutrientes
Este tipo de comida está saturada de conservantes. El utensilio más utilizado en su cocción es la freidora. En las cadenas de comida rápida, ni siquiera las opciones “saludables” lo son. Así, por ejemplo la ensalada contienen pollo que fue preparado con este aceite, que puede contener hasta 18 gramos de grasa.
Obesidad
No sería apropiado decir que el consumo de comida chatarra es la única causa de la obesidad, pero hay que convenir en que este tipo de alimentos no son de gran ayuda para combatir a esta epidemia mundial. Un estudio publicado por CBS News develó que los niños que comían comida chatarra con regularidad engordaban 4.5 libras más que aquellos que no lo hacían.
La mejor recomendación es preparar comida saludable en casa: se está seguro de que los ingredientes utilizados son de calidad, es más saludable y hay esmero en la preparación.