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La Habana cumple 500 años: un regalo alemán

La Habana celebra 500 años de fundación. Sven Creutzmann y Bert Hoffmann, un fotógrafo y un politólogo alemanes que han acompañando a la ciudad y a su gente por tres décadas, le regalan un imponente álbum ilustrado.

Una de esas profundas y protegidas bahías celebras por Cristóbal Colón a su llegada a la isla determinaría el tercer y último intento de fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana.

Una de esas profundas y protegidas bahías celebras por Cristóbal Colón a su llegada a la isla determinaría el tercer y último intento de fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana.

En el origen, estuvo la bahía”, escribe el politólogo Bert Hoffmann, en su “Pequeña historia de La Habana”, uno de los seis capítulos del álbum ilustrado “Havanna. Im Herzen Kubas” (La Habana. En el corazón de Cuba), recién publicado por la editorial Frederking & Thaler, en un formato espectacular, con 320 páginas y  alrededor de 250 fotos del fotógrafo Sven Creutzmann.

Y es que justo una de esas profundas y protegidas bahías que había celebrado el almirante Cristóbal Colón a su llegada a “la tierra más hermosa que ojos humanos han visto”, determinaría el tercer y último intento de fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana, recuerda Hoffmann. La hermosa ironía de la historia: el nombre con que los habitantes nativos exterminados conocían la zona sobrevivió al de los conquistadores españoles.

Hoffmann aterrizó por primera vez entre los habaneros en 1990. Fue un viaje privado, “por casualidad”. Pero ya habían caído el Muro de Berlín y la URSS, y todos se preguntaban por el destino de aquella isla de socialismo tropical. Desde entonces, la ciudad, el país, “no me han dejado ir”, dice el hoy director del buró berlinés del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA). Fascinado, entre otros, por “el encanto de La Habana, su riqueza cultural, intelectual y las dinámicas políticas, siempre a flor de piel”, Hoffmann no ha dejado de visitar, investigar y publicar incesantemente sobre esta ciudad y esta isla.

Sven Creutzmann y Bert Hoffman, sobre la cúpula del Capitolio de la Habana.

Creutzmann llegó a La Habana antes, en 1988, escapando de la fotografía de estudio y el mal tiempo de Hamburgo. Aún recuerda su primer fotorreportaje, hoy increíble: Cuba quería deshacerse de los coches clásicos, esos aún omnipresentes “carros americanos”, que los habaneros también llaman “almendrones”. Una empresa mixta, con unos italianos, los preparaba para las calles de Europa y los vendía: “Al dueño cubano le daban un Lada nuevo, que entonces se consideraba un avance, pues tragaba menos gasolina.”

Creutzmann, hoy colaborador de publicaciones alemanas e internacionales como SternDer SpiegelGEO y el New York Times, se fue quedando cada vez más tiempo entre los habaneros. Y, en 1993, se convirtió en el único fotógrafo alemán con una credencial de prensa permanente en la isla. “Los dos hemos compartido estos últimos 30 años en diferentes formas con la ciudad de los habaneros y los cubanos”, cuenta Hoffmann, que ha combinado la investigación social y la colaboración periodística con diarios alemanes como TAZ y Die Zeit.

La Habana de Bert, Sven y Padura

Un paseo consciente por La Habana puede representar un recorrido a través de “toda la política mundial de los últimos 500 años”, asegura Hoffmann: el colonialismo español, eso que la historia oficial llama “neocolonialismo” estadounidense, la revolución, su sovietización, la crisis de los 90 durante aquel supuesto “fin de la historia” que significó la caída del socialismo real, el deshielo y rehielo de relaciones con el EE. UU. de Obama y Trump. Está todo allí: en la arquitectura, los medios de transporte, la cultura, la gente, la vida cotidiana de la ciudad.

Un mecánico cubano muestra orgulloso el motor orginal de un “almendrón”.

“El libro refleja la obra de Sven, que ha fotografiado muy de cerca la gran política y la vida cotidiana de los cubanos, y especialmente de los habaneros”, explica  el politólogo. “No hay otro libro como este en el mercado alemán”, afirma por su parte el fotógrafo y precisa: “no es un libro de postales, no son las fotos más lindas de la ciudad, sino las historias que se han ido acumulando en los últimos 31 años, fotos que no puede tener otra gente.” Y a las fotos las acompañan, además de la escueta leyenda, textos más amplios, desde tres perspectivas.

Cinco de los seis capítulos ofrecen una selección de imágenes, contextualizadas por Hoffmann, conocedor por excelencia de la isla en Alemania: La Habana de Fidel y el Fidel de La Habana, Una pequeña historia de La Habana, Un viaje en el tiempo sobre ruedas, Escenario de las artes y los cuerpos, y La Habana en tiempos de cambio. En apartados especiales, el propio Creutzmann comparte sus recuerdos, personales, reveladores, sobre la situación en que fotografió unas 18 imágenes.

El sexto capítulo incluye un diálogo del escritor cubano Leonardo Padura con las instantáneas de Creutzman, “una perspectiva muy personal de un habanero, que rima muy bien con las del fotógrafo y el observador alemán”, dice Hoffmann. Padura abunda sobre la cultura cubana, habanera, “insaciable en su afán de devorar todas las influencias del mundo y crear algo nuevo”.

La Habana de Leonardo Padura, reflejada también en las fotos de Sven Creutzmann.

La Habana de Fidel, el Fidel de La Habana”

El álbum dedica un capítulo a Fidel Castro: “no está dedicado a Fidel únicamente, sino a Fidel y los habaneros en su relación”, explica Hoffmann. “No son simplemente fotos elogiosas de Fidel, sino fotos de Fidel en diferentes situaciones, perdiendo un juego de ajedrez, por ejemplo, y no hay muchas fotos de Fidel perdiendo”, remarca. Además, hay abundantes imágenes que muestran cómo los habaneros se han relacionado con Fidel, con su figura y la representación de su figura en las últimas décadas.

Fidel es el hombre que, “para bien o para mal”, ha marcado al país y la vida de su gente, “como ningún otro”, se lee en el volumen: una imagen “inseparable de La Habana y de Cuba”, cuando uno las menciona en cualquier parte del mundo, insiste Creutzmann. Y las de este libro son, muchas veces, imágenes exclusivas -incluida la que se considera “el último retrato político de Castro”-, marcadas por la constancia con que este fotógrafo alemán ha documentado de cerca “tanto a Fidel, como a la gente común, o a opositores” en los últimos 30 años, añade Hoffmann.

En espera, para una manifestación, un cubano, con un cuadro desmontado de una pared, como pancarta.

Un deseo…

No está claro si habrá una editorial que adopte este libro en su formato actual. Pero sus autores ya han encaminado su traducción y, mientras tanto, aspiran a presentarlo en La Habana con una proyección de fotos. Para la ciudad y sus habitantes, para el país todo, mientras tanto, coinciden en un deseo.

“Que la situación mejore para ellos porque están pasando mucho trabajo, atravesando aguas muy violentas”, dice Creutzmann desde La Habana. Y compara el presente habanero con la ya pasada euforia por las visitas del expresidente estadounidense Barack Obama, los Rollings Stones, el Chanel de Carl Lagerfeld y estrellas de Hollywood que crearon una ilusión de “normalidad”, tras muchas décadas de tensión.

“El deseo mayor, por el momento, es que haya menos presión política desde afuera, que esa vuelta atrás que hemos visto desde el ascenso de Donald Trump pase pronto”,  subraya Hoffmann, “y dé lugar nuevamente a una dinámica de mayor apertura y distensión con los Estados Unidos, y a más distensión y apertura interna, pues estos son correlatos.”

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