El gruñido (de “grrr”) es la voz ronca del perro y de algunos otros animales cuando amenazan, y además es habitual en los viejos gruñones. El verbo aullar, propio de los perros y los lobos viene de su “auuh”, igual que el “hurler” francés y el “ululare” italiano. Todos provienen del latín ululare. Ulular en español es dar gritos o alaridos y un sonido que produce el viento. En inglés, to “howl”, del mismo “auuh”, procede del sánscrito. La palabra onomatopéyica española “chucho” (no es localismo chapín) viene del “chuch” con que se espanta a los perros. El término guau figura en el DRAE como onomatopeya de la voz del can. La voz de los perros se llama latido cuando ladran en forma entrecortada.
Mugir en español, “mugir” en francés, “muggire” en italiano y “mugir” en portugués, provenientes del latín y “moo” en inglés imitan la voz de las vacas. (Los toros y los caballos bufan). La voz del caballo es el “relincho” y decir que “piafan” refiriéndose a esta es error. Piafar es levantar este equino ya una pata ya otra, y dejarlas caer con fuerza contra el suelo. Imitan voces de otros animales el croar de las ranas, el arrullo de las palomas, el graznido de los cuervos y otras aves. Los polluelos pían, los zancudos zumban y los loros hablan, sin sentido, como muchos humanos. La voz de los corderos, ovejas, cabras, gamos y ciervos, se llama balido en español, “belato” en italiano, “bêlement” en francés y “balido” en portugués y procede del latín balare, onomatopéyico. Hay ocasiones en que se escuchan rebuznos, o roznidos, es lo mismo, y no se sabe si proceden de algún burro, asno, pollino, jumento, rozno etc., o de algunas personas que harían mejor callando que rebuznando, perdón, hablando.
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