Aunque la narración no aparece descrita directamente en los evangelios canónicos, se ha transmitido a través de la tradición y la devoción popular en el mundo.
Un artículo publicado en Catholic.net explica que las apariciones en la Biblia del Resucitado son claras y pocas: “A María Magdalena, a Tomás, a los de Emaús, y a los apóstoles en diversas ocasiones, en interiores o exteriores y, finalmente, la del día de la Ascensión. Aunque, todo sea dicho, las cartas apostólicas hablan de apariciones que no narran los evangelios: “se apareció a Cefas (…) a más de quinientos hermanos (…), se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles”, se explica.
Los especialistas explican que las apariciones no se narraron con demasiados detalles. “Si estas apariciones no fueron tenidas como importantes, es porque no aportarían nada a dicha predicación. Lo mismo podríamos decir de una supuesta aparición a María: no era, ni es, relevante para la fe. Y es que las apariciones del Resucitado contienen un profundo mensaje teológico y pastoral para las comunidades a las que se escribe para corfirmarlas en la fe mediante el encuentro del Señor con aquellos que antes dudaban, negaron o traicionaron”, se comenta. Así está Tomás que no creía en la Resurrección o María Magdalena que estaba sumamente triste.
María, la madre de Jesús, es considerada un ejemplo de humildad, devoción y amor incondicional. Se dice que ella nunca perdió la fe. Según la tradición, después de la resurrección, Jesús se apareció a su madre María antes de cualquier otra persona. Este encuentro no se describe en detalle en la Biblia, pero se menciona en varios escritos y leyendas populares. La mayoría de las representaciones del encuentro se basan en la imaginación y la interpretación artística.
En algunas representaciones, María está de pie frente a la tumba de Jesús, llorando mientras en otras, María está acompañada por otros discípulos mientras se presenta el resucitado.
El Papa Francisco hizo una reflexión. “Él, la tarde de Pascua, abre la mente de los discípulos al misterio de su muerte y resurrección y les dice: “Ustedes son testigos de todo esto”. Los Apóstoles, que vieron con los propios ojos a Cristo resucitado, no podían callar su extraordinaria experiencia. Él se había mostrado a ellos para que la verdad de su resurrección llegara a todos mediante su testimonio. Y la Iglesia tiene la tarea de prolongar en el tiempo esta misión; cada bautizado está llamado a dar testimonio, con las palabras y con la vida, que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo y presente en medio de nosotros. Todos nosotros estamos llamados a dar testimonio de que Jesús está vivo”, expresó.