Un mes luego del primer caso positivo por coronavirus en Guatemala, el psicólogo Juan Carlos Zetina expresó a Prensa Libre que el confinamiento podía llegar a ser “una oportunidad” para que las personas tomaran consciencia de todo aquello que, en circunstancias normales, no había sido visto debido a las múltiples actividades diarias.
Zetina mencionó que la cuarentena consistía en regresar a cosas esenciales y salir de la zona de confort; aún desde la casa, solos o acompañados.
Luego del transcurso de varias semanas, recluidos en la incertidumbre, otra certeza reforzó lo expuesto por Zetina: El tiempo de cuarentena se convirtió en un momento para reforzar varias áreas y regresar a deudas personales, entre ellas, la lectura.
Interés por Guatemala
Philippe Hunziker, presidente de la Asociación Gremial de Editores de Guatemala (AGEG) y gerente general de Sophos, ejemplifica que muchos de los títulos vendidos en la librería durante 2020 estaban planteados sobre temas que aludían a personajes y acontecimientos del país.
La historia del empresario maya q’anjob’al Marcos Antil figuró como el mejor ejemplo de lo comentado por Hunziker. En el libro Migrante, Antil narra su viaje desde Huehuetenango a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades económicas.
Así como en Sophos, la publicación destacó en los principales puestos de compra en otras librerías nacionales como De Museo y Artemis Libros.
Philippe Hunziker resalta que el interés por temas guatemaltecos se mantuvo tanto en ediciones hechas por editoriales y autores nacionales, como de otros países.
Una muestra de la declaración se basa en la venta del libro publicado por la editorial española Alfaguara, Tiempos recios, del peruano y Nobel en Literatura 2010, Mario Vargas Llosa. La novela, cuya historia gira alrededor de conspiraciones políticas situadas en Guatemala durante la Guerra Fría, fue el libro más consumido en Sophos y las tiendas De Museo.
De acuerdo con información brindada por la AGEG, en la que se dieron a conocer las 10 publicaciones más vendidas durante 2020 en las principales librerías del país —Sophos, Artemis, Fondo de Cultura Económica (FCE), Piedrasanta y De Museo—, se vio que los lectores estuvieron inclinados hacia textos escritos por investigadores extranjeros que ponen a Guatemala como eje central en sus páginas.
Algunos de estos libros fueron Guatemala la historia silenciada (del sociólogo argentino Carlos Sabino), Los mayas (publicado por el antropólogo francés Jacques Soustelle) o Guatemala: ensayo general de la violencia política en América Latina (del periodista uruguayo, Eduardo Galeano).
Otras publicaciones que destacaron en los listados de cierre con la misma temáticas fueron piezas literarias escritas en la actualidad como Historia verdadera de la quema de la embajada española, Heridas tiene la noche o El viaje de la mujer fragmentada; los tres publicados en 2020.
Los siete libros que más se repiten en el registro de la AGEG son:
- Migrante – Marcos Antil
- Tiempos recios – Mario Vargas Llosa
- El hombre en busca de sentido – Victor Frankl
- La patria del criollo – Severo Martínez Peláez
- Inquebrantables – Daniel Habif
- Historia verdadera de la quema de la embajada española – Gustavo Adolfo Molina Sierra
- Heridas tiene la noche – Francisco Pérez de Anton
Nuevos Mundos
La recopilación de datos que presenta un total de 50 libros más vendidos en distintas librerías del país, también reveló el interés de clientes de Sophos, Artemis, De Museo, Piedrasanta y el FCE, por autores específicos.
Tal es el caso de Eduardo Galeano, Francisco Pérez de Antón y Monica Zak; quienes se repiten con más de un título en el listado final proporcionado por la Asociación Gremial de Editores.
Una distinción en el compendio fue el gusto que muchos de los consumidores prestaron a libros publicados por los denominados influencers o figuras públicas que generan contenido en redes sociales.
Destacaron los relatos de los instagramers mexicanos Luisito Comunica, Juan de Dios Pantoja y Kimberly Loaiza.
De los 50 títulos más consumidos por guatemaltecos, tan solo 10 se caracterizan por haber sido escritos por mujeres tanto de manera individual como colaborativa.
En la lista de libros, donde el escaso 20 por ciento corresponde a obras escritas por mujeres, figuran los nombres de la escritora chilena Isabel Allende; la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama; la periodista alemana Monica Zak; y la abogada guatemalteca Carol Zardetto.
Distancia y Reinvención
Giovanni Passarelli, director de las tiendas De Museo, apunta que el tiempo libre durante la cuarentena permitió que nuevas personas se acercaran a la lectura. Pero a la vez, provocó que librerías como la que representa tuvieran que “reinventar” el acercamiento con los clientes.
Passarelli hace referencia a que el cierre de tiendas físicas propició que se agilizaran los canales digitales en los que muchas personas se atrevieron a comprar por primera vez.
El director comparte que fue posible ver un repunte en el consumo de libros adquiridos desde el sitio web de las tiendas De Museo.
Gabriela Pérez, encargada de mercadeo de las librerías Artemis, cuenta que desde la empresa se duplicaron esfuerzos en las redes sociales. “Vimos que eran una ventana de oportunidades para saber qué querían los lectores”, explica.
Conversatorios, presentaciones de libros, talleres, y demás eventos culturales también suplieron la distancia entre las librerías y su clientela desde las redes sociales.
Según apuntan Gabriela Pérez y Giovanni Passarelli, los eventos modificarán la dinámica de las librerías a nivel nacional, lo cual puede ser una oportunidad para generar más adeptos desde Internet.
Los distribuidores y sus retos
Uno de los retos enfrentados durante 2020 para los amantes de libros tuvo que ver con pedidos específicos y su consecuente distribución en librerías que resultaron impedidos.
Passarelli cuenta que muchos pedidos de títulos nuevos aún siguen en cola de espera para llegar al país ya que, debido al cierre de fronteras varias editoriales internacionales no pudieron enviar ejemplares.
Quienes también vieron esta repercusión fueron los editores. Además de asumir el reto con tiendas cerradas, Philippe Hunziker señala que desde el gremio persistió un temor por las ventas, así como por malos flujos de caja provocados por temas como la escasa distribución.
A este hecho, Raúl Figueroa —director de F&G Editores y expresidente de la AGEG—suma el reto que en Guatemala no exista un servicio de correo institucionalizado; situación que durante la pandemia ha obligado a los editores a “crear un canal de distribución directa”, tanto con librerías como con clientes.
Además de esta situación, Figueroa alude que el ecosistema editorial en Guatemala cuenta con limitaciones como el hecho que varias casas editoriales no tienen una página web donde puedan mostrar y vender sus productos.
“Este aspecto no es algo de la pandemia. Realmente en Guatemala no hay espacios para difusión de nuevas obras si no hay reseñas o los medios no dan seguimiento a las editoriales”, complementa.
¿Ante ello? La acción. Figueroa dice que es necesario y de urgencia que los editores se vuelvan más creativos en espacios virtuales (como lo han sido las redes sociales) y que profesionalicen su labor.
Un ejemplo de ello fue la acción que F&G Editores propició durante la cuarentena, al subir textos en formato PDF escritos por autores de la editorial y liberados para descarga gratuita.
Philippe Hunziker apunta que el 2020 sirvió como una oportunidad para que las editoriales aprendieran a acercarse más a sus lectores. “Se animaron a proponer directamente, lo que beneficia para conocer más a su público”, agrega el presidente de la AGEG.
Raúl Figueroa señala que otro desafío para las editoriales continúa siendo la respuesta a cómo vender libros en un país “semianalfabeta”. Esto debe plantearse ahora con los rezagos de la cuarentena de 2020 que suscitó demás retos.
“Tenemos que solucionar cómo hacemos que nuestros libros lleguen a más personas y fomenten la lectura dentro de la población como medio desarrollador del país”, expresa Figueroa.
Aún con los retos planteados por los distribuidores consultados, en Guatemala no se dejó de publicar durante el complejo 2020. Según datos de la AGEG, hasta el 13 de diciembre del 2020 se registraron 1 mil 45 títulos y se imprimieron 1 millón 327 mil 143 ejemplares.
Los datos disminuyeron en comparación a 2019.Entonces se registraron 1 mil 421 títulos y se imprimieron 2 millones 419 mil 075 libros.
“Hemos desarrollado una resiliencia para estar preparados y poder adaptarnos a lo que suceda”, expresa Philippe Hunziker en referencia a la manera en que los editores del país han solido y seguirán enfrentándose a la misión de distribuir libros.