Se tarda alrededor de cuatro días en la elaboración de una, dedicando unas ocho horas diarias, y los adornos son de su inspiración.
“Me gusta representar en pequeño lo que hay en grande. Es inspirador transmitir el mensaje que se plasma en la alegoría procesional”, dice Pérez.
Debido a que en el pasado también colaboró en la elaboración de ornamentación de andas a tamaño real, ha adaptado técnicas para sus trabajos en miniatura como la utilización de duropor y silicón. Sus andas, afirma, pueden ser cargadas por niños, puesto que sus elementos están bien asegurados.
Otro ejemplo es Kristhian Méndez, de 24 años, quien prefiere trabajar en réplicas exactas con moldeado de imágenes y detalles con plasticina y con el empleo de cartón chip y el latón.
Réplicas que denotan fe
Por motivos familiares, Kristhian Méndez, de 24 años, no podía permanecer durante su niñez tanto tiempo como hubiera querido frente al paso procesional de imágenes religiosas, por lo que se le ocurrió que lo poco que podía ver lo replicaría en trabajos en miniatura.
Así que su primera obra, que plasmó a los 6 años, fue recreada a partir de lo que su memoria pudo captar en pocos minutos.
Desde sus comienzos, ha trabajado con moldeado de plasticina para imágenes y adornos, y ha aplicado técnicas propias para perfeccionarlo. Le lleva una semana hacer un anda.
Ahora está terminando la carrera de Administración de Empresas, por lo que no elabora tantas andas como en el pasado —unas cinco al mes—, que le solicitan devotos, incluyendo niños, quienes también incursionan en este arte y que le consultan a Méndez cómo mejorar sus métodos de manufactura.
También prefiere trabajar con cartón chip, recubierto con masilla, y hacer él mismo elementos como flores de papel crepé y alambre y confeccionar túnicas y mantos, aunque quiere aprender a hacer bordados reales.
Paso a paso
Algunas técnicas para la manufactura de andas en miniatura.