“Se sabía que los planetas rocosos del sistema solar habían sufrido muchos impactos hace varios miles de millones de años, pero nadie pensaba que la superficie lunar hubiera sido tan masivamente bombardeada”, destacó Maria Zuber, profesora de geofísica en el Massachusetts Institute of Technonoly (MIT) y responsable científica de la misión GRAIL (Gravity Recovery And Interior Laboratory).
El 98% de la corteza lunar está fragmentada, dijo. “Se trata de una sorpresa tan grande que llevará a muchos planetólogos a repensar la historia de la evolución de los planetas”.
Las dos sondas gemelas, en órbita polar desde enero pasado, efectuaron mediciones muy precisas del campo gravitacional lunar que revelaron el reparto de las masas, así como el espesor y la composición de los diferentes estratos de la luna, hasta su núcleo.
Dejaron en claro, por ejemplo, que la corteza lunar es mucho más fina que lo que pensaban los científicos, al presentar un espesor de 34 a 43 kms, entre 6 y 12 kms menos que lo que se había estimado hasta ahora.
La composición de la luna aparece entonces como “similar a la de la Tierra, lo cual alimenta la teoría de que está formada por materiales terrestres esparcidos tras un enorme impacto al comienzo de la historia del sistema solar”, explica Mark Wieczorek, del Instituto de Física del Globo de París, autor de uno de los tres estudios sobre los resultados de la misión GRAIL.
Estas investigaciones fueron presentadas en la conferencia anual de la American Geophysical Union, en San Francisco, y publicadas en la versión en línea de la revista estadounidense Science.
En relación a su superficie, el interior de la luna aparece como extremadamente regular. Los investigadores descubrieron que la mayor parte de las variaciones constatadas en el campo gravitacional lunar eran producto de formaciones geológicas producidas en la superfcie, como montañás o cráteres.
La corteza exterior de la luna carece de estructuras rocosas densas y está probablemente constituida por materiales porosos o pulverizados.
El mapa del interior de la luna revela a su vez la existencia de masas más densas formadas por magma volcánico, que terminó solidificándose y formando densas paredes rocosas.