¿Por qué eligió ese título (An der schönen, blauen Donau, en alemán) para un río de color verde plateado? No se sabe con certeza, responden los comisarios de una exposición conmemorativa organizada en la Biblioteca de Viena. Es posible que Strauss (hijo) se hubiera inspirado en los versos del poeta austríaco Karl Isidor Beck, o en el proyecto de regulación del Danubio, del que se hablaba mucho por aquel entonces.
La versión original de la obra se escribió para el coro de hombres de Viena, pero cuando el músico entregó las partituras, Austria no estaba de humor para bailes. Los prusianos la habían derrotado en la batalla de Sadowa, también conocida como Küniggrtz, al echar por tierra el sueño de los Habsburgo de dominar la confederación germánica.
Como consecuencia de esta aflicción nacional, el “poeta” de la coral, un funcionario policial llamado Joseph Weyl, escribió para la música un texto entre sátira y lamentación, al hacerse eco de la depresión que se respiraba en la capital imperial. Nada tenía que ver con la hermosura del gran río de Europa central.
En 1889 se escribió una nueva letra que elogiaba el “danubio tan azul, tan brillante”, pero finalmente se impuso la versión orquestal.
Cuenta la leyenda que por un tiempo la versión inaugural de febrero de 1867 fue un fracaso entre el público vienés, pero los historiadores demostraron lo contrario.
La exposición organizada en Viena incluye numerosas críticas elogiosas después del estreno; una de ellas utiliza, quizá por primera vez en la historia de la música, la palabra alemana “schlager” que significa canción de moda.
Catapulta a la fama
Pero fue en el extranjero, primero con motivo de la exposición universal de París de 1867, y unos meses más tarde en Londres, cuando el Danubio azul comenzó a conquistar el mundo.
Durante una gira estadounidense en 1872, Strauss dirigió el Danubio azul al frente de 2 mil músicos y 20 mil coristas.
Un siglo más tarde, fue la conquista del espacio. Stanley Kubrick integró el vals de Strauss en la banda sonora de su película Una odisea del espacio (1968).
¿A qué se debe el éxito de esta obra cuando Strauss compuso casi 500 vals? “No hay una respuesta tajante”, reconoce el comisario de la exposición Thomas Aigner.
Aparte de las cualidades musicales de la obra, el título, que evoca una Austria eterna, tiene mucho que ver. “Un título patriótico pero no demasiado, cada uno proyecta un recuerdo relacionado con el río, con un viaje a Viena…”
La obra se identificaba tanto con Austria que el 27 de abril de 1945, cuando se proclamó la independencia tras la anexión alemana, se interpretó el Danubio azul delante del parlamento, a falta de un himno nacional para la nueva república austríaca.
Sus violines acompañan desde hace años a los pasajeros de Austrian Airlines durante los aterrizajes y despegues y así seguirá siendo porque un sondeo realizado en el 2016 por la compañía avala la tradición.