Se cree que fue escrito entre 1550 y 1554 por Diego Reinoso, un indígena que logró pasar al alfabeto latino los vocablos quichés y con ello las historias que pasaban de forma oral, de generación en generación; sin embargo, de su autor no hay datos precisos.
Años después, el sacerdote Francisco Ximénez, cura de la parroquia de Chichicastenango, encontró el manuscrito original y escribió una traducción al español con un apartado en idioma quiché.
Sobre el libro original no se sabe su paradero, aunque se especula que está enterrado bajo el templo principal de Chichicastenango. El manuscrito que sobrevivió fue uno, escrito por Ximénez y que se encuentra al resguardo la Biblioteca Newberry, en Chicago, Estados Unidos.
Contenido
La historia del pueblo maya, su cosmovisión y su forma particular de la concepción del universo se albergan en este libro. A diferencia de otro tipo de narraciones, este se cuenta de manera circular, lo que hace que los relatos no tengan un orden cronológico.
La primera parte es un relato mitológico, en el que se habla de la creación del universo, los animales, el día y la noche.
Luego se narran las aventuras de los jóvenes Xbalamké y Junajpú, quienes se enfrentan a diversos retos, entre ellos la captura de Kabrakán y la muerte de Zipakná, el juego de pelota y los retos frente a los Señores de Xibalbá, sitio en el que son puestos a prueba y manifiestan todas sus habilidades mágicas para vencerlos.
Además, se narra la creación de los hombres de maíz y los retos que tuvieron que afrontar los Creadores y Formadores para encontrar el material con el que crearían al ser humano, que en este caso fue el maíz. Entre los intentos por crearlo, primero probaron con barro, luego de madera y por último de maíz, el cual es el grano primordial y de consumo diario de los pueblos de Mesoamérica.
El relato cuenta la genealogía de los gobernantes del reino quiché, cuáles fueron sus rutas de migración, la conquista de territorios y la historia de los principales hasta la invasión española. Mucha de esta historia mezcla la realidad con la mitología de los pueblos originarios, como una forma mágica y simbólica de representar el nacimiento del pueblo maya.
Entre sus relatos se incluye la Fundación de Q’umarkaj, capital del reino quiché; además, de manera muy escueta, relata la tortura de los reyes Oxib Kej y Belejeb T’zi’.
El Popol Vuh es uno de los pocos documentos que guardan la historia maya en Guatemala y que mantiene viva la memoria histórica de los pueblos mayas en el país.
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