No es lo que uno esperaría de la heredera de una pareja que nos ha regalado clásicos pop tan contagiosos como Rhythm Is Gonna Get You y Conga. La joven Estefan combina el elegante soul de Erykah Badu, la virtud de Lorde y el jazz libre de Ornette Coleman. Se permite algunos excesos, pero nunca aburre.
El álbum va del doo-wop de los 50 en It’s OK al himnos femenino Reigns (Every Night) y el tema soul Dream Catcher. El tono oscila entre vulnerable, rebelde y contundente, y Estefan no teme usar palabras soeces ni dar rienda suelta a su poderoso vibrato.
En las notas que se incluyen en el empaque del álbum, la graduada de la escuela de música de Berklee les agradece a sus padres, “que siempre esperaron hasta las 3 a.m. para oír estas canciones”.
Pero su música traza un curso ferozmente independiente. “Quema mi número, pierde mi nombre”, canta en un tema, en inglés (“Burn my number, lose my name”). “No soy una que siga la fama” (“I ain’t one to follow fame”).