Mientras en el caso de Depardieu su fama mundial jugó un papel crucial a la hora de recibir el pasaporte ruso, sin desmerecer sus problemas con la Hacienda francesa, en cuanto a Seagal, el actor estadounidense se lo ganó a pulso.
Viajó a Rusia en varias ocasiones en los últimos años, en particular a Crimea, donde ofreció un concierto y cuya anexión por Rusia respaldó públicamente, pese a que para EE. UU. la península es territorio ucraniano.
Seagal, de 64 años y republicano declarado, es un gran admirador de Putin, a quien ha descrito como “uno de más grandes líderes mundiales”.
Además, comparte con el jefe del Kremlin su afición a las artes marciales, aunque Putin practica el judo, mientras el nuevo ciudadano ruso prefiere otras disciplinas, como el kárate y el aikido, que aprendió durante su estancia en Japón.
Los abuelos del actor por parte paterna son judíos originarios de San Petersburgo, patria chica del presidente ruso, y, de hecho, cambiaron el apellido Siegelman por el de Seagal, y también tiene raíces en Bielorrusia y Ucrania.
Seagal, quien ya tiene la ciudadanía serbia desde enero pasado, fue invitado el pasado año a la parada militar en la
Plaza Roja de Moscú con la que se celebró el 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi.
“Creo que la ciudadanía rusa está a la vuelta de la esquina. Me gustaría pasar varios meses al año con mis amigos en Rusia”, dijo hace un par de meses en una visita al festival de cine celebrado en la isla rusa de Sajalín, en el Pacífico.
Depardieu también dijo lo mismo, se empadronó en la ciudad de Saransk, capital de la república de Mordovia, y participó en varios proyectos cinematográficos, y tiene previsto interpretar a Stalin en una película que será dirigida por Fanny Ardant.
“Prefiero ser ruso”, respondió el actor franco-ruso cuando le preguntaron por Estados Unidos, país al que acusó de matar a los indígenas, introducir la esclavitud y ser la primera potencia en usar la bomba atómica.
No obstante, se le ve poco por estos lares en los últimos tiempos, algo que en su momento ya predijo el gran cineasta ruso, Nikita Mijalkov, muy crítico con las concesiones de ciudadanía por decreto.
La prensa rusa también se pregunta ahora qué ocurrirá con Seagal, que cerró el año 2015 en la plaza central de Belgrado con su grupo, ya que, además de actor y productor de cine, es músico de country.
Es evidente que su carrera va en decadencia desde hace mucho tiempo, no en vano su última película, “Francotirador”, ni siquiera ha sido estrenada en los cines y fue directamente al mercado de vídeos.
Al igual que otros protagonistas de películas de acción, Seagal fue muy popular en Rusia en los años noventa, aunque las nuevas generaciones apenas lo conocen.
El boxeador Roy Jones Jr. también recibió el pasado año el pasaporte ruso, tras lo que disputó algunas peleas representando a su nuevo país, que fueron un auténtico fiasco, según reconoció el propio púgil.
Campeón mundial en cuatro divisiones diferentes, Jones solicitó personalmente la ciudadanía a Putin en agosto durante una visita a Crimea, que le contestó que con mucho gusto las autoridades rusas satisfarían la solicitud si su propósito era “vincular parte importante de su vida a actividades en Rusia”.
Parece que todos los famosos que quieren recibir el pasaporte ruso son hombres de acción, pero no es así, ya que la próxima en la lista es la famosa actriz italiana Ornella Mutti.
Según relató la pasada semana el humorista ruso Alexandr Revva, Mutti le contó cuando grababan el vídeo “Como Celentano” que ya ha solicitado formalmente la ciudadanía y, por de pronto, ya tiene permiso de residencia en la Federación Rusa.
Mutti tiene motivos de sobra para querer convertirse en ciudadana rusa, ya que ella misma reconoció en un programa de televisión que sus abuelos también son oriundos de la antigua capital imperial rusa, pero tuvieron que emigrar a Estonia.
La italiana protagonizó en su momento una producción conjunta italo-soviética (1979), “La vida es maravillosa”, junto a Giancarlo Giannini.
Las redes sociales discuten ahora febrilmente quién será la próxima celebridad en recibir el pasaporte ruso, premio que podría llevarse Mickey Rourke, conocido por sus críticas a EEUU y que posó con una camiseta con el rostro de Putin durante una visita a Moscú.