Una pieza para violonchelo y piano, otra pieza para trío (violín, chelo y piano), una para piano solo, una pieza con clarinete, cinco movimientos para cuarteto de chelos, así como una propuesta electroacústica… esto es lo que contiene el disco que ahora se ofrece a la consideración pública.
En Guatemala, la exposición de música nueva (y, más aún, su registro fonográfico) no es habitual. En este ámbito, Pamela logra inscribirse con laureles, pues la música académica de compositoras chapinas es un mito; no hay mujeres que formalmente publiquen trabajos de escuela.
Obviamente, su labor deriva de lo usual: estudiar un instrumento, asimilar teoría artística, completar trámites pedagógicos. Pero la joven autora reta al destino de tantas personas ocupadas en este oficio al concebir y realizar un disco que no tiene nada que ver con la aprobación de una masa mediatizada. Además, anda a la búsqueda de una expresión propia, un lenguaje propio y una voz propia.
Loable, no se ha conformado con lo establecido. Aquí se concretan los deseos de una joven persona, plena de demostrar sus concepciones estéticas. ¡Todo lo mejor, Pamela!
La cita es en el auditorio del Conservatorio Nacional de Música, el lunes 10 de noviembre, a las 20 horas. Entrada libre, es el Festival del Centro Histórico.
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