Escenario

“…Estoy identificado con un personaje que se cree que es director, maestro de teatro y actor”: la última entrevista que Herbert Meneses dio a Prensa Libre en 2019

Compartimos la última entrevista que el reconocido actor Herbert Meneses compartió en Prensa Libre. Parte de su historia que ha dejado un legado en el mundo del arte y la cultura.

Herbert Meneses ,  actor de teatro, cine y televisión.  Falleció el sábado 6 de marzo de 2021.  (Foto Prensa Libre: Esbin García)

Herbert Meneses , actor de teatro, cine y televisión. Falleció el sábado 6 de marzo de 2021. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

El sábado 6 de marzo ha fallecido el gran artista Herbert Meneses.  Destacado actor que ha inspirado a generaciones.  Compartimos la última entrevista que Herbert Meneses concedió a Prensa Libre, el 17 de marzo de 2019*.  Un encuentro con su historia, pensamientos y el legado que ha dejado en la actuación.

Uno de los personajes que han quedado grabados en la mente del público fue su interpretación en el monólogo El diario de un loco. Pero también lo ha sido su protagónico en el largometraje El silencio de Neto (1994), dirigido por Luis Argueta.

Herbert Meneses es hoy una de las figuras importantes del teatro guatemalteco. Un camino que inició desde niño. A sus casi 80 años, este hombre alto y delgado puede hablar de su recorrido por los escenarios, por los estudios de grabación y por las aulas universitarias.

Una invitación a la obra El diario de un loco, en 1996. (Foto Hemeroteca Prensa Libre).

Niño Actor

El formato de educación tradicional, dice, no es para él. Pero muy temprano a su vida llegó algo que lo salvó de la monotonía, un ventarrón de aire fresco en un mundo asfixiante. Tenía unos 10 años cuando un profesor llegó al aula con una invitación inusual: “¿Quiénes quieren formar parte del radioteatro infantil?” Herbert Meneses levantó la mano y cambió su vida.

“Estaba en el colegio La Juventud y un profesor de Matemática, Marco Antonio Ceballos, quien era alumno de canto de doña Martha Bolaños de Prado, hizo esa pregunta. Entonces Víctor Molina, quien después se hizo muy popular como locutor, y yo comenzamos juntos a ir al radioteatro. Eso fue caer en el lugar que yo andaba buscando desde que nací”.

La fuerza de la actuación se apoderó de él y ha sido una constante en su vida. “En el radioteatro encontré niños parecidos a mí. Hacíamos un teatro muy popular. Allí fue donde empecé”, recuerda.

“Me gusta el teatro que plantea las cuestiones psicológicas de la gente”, dijo Meneses en una entrevista con Revista D,de Prensa Libre, en 2004.

“Mi papá me dijo que eso estaba bien, pero que no había que aflojar en el colegio. Yo traté de llevar las dos cosas bien”. El resto de su niñez y la adolescencia transcurrieron entre el colegio y la actuación. “El radioteatro para mí representaba dos cosas muy contrapuestas.

Una era la belleza intrínseca de eso, que le daba a uno la oportunidad de expansión en su corazón hacia los demás. Pero también era como un escape, una ‘droga’ a la que yo acudía para huir de lo que en ese entonces sentía como un asedio por parte de mi familia que me exigía que estudiara y a mí no me gustaba”. El radioteatro se convirtió en su refugio. Ahí estuvo de los 10 hasta los 16 años.

Las radionovelas

La experiencia y el conocimiento que adquirió le abrieron otras puertas. “Pasé a formar parte del elenco de radionovelas. Había muchísimas con muy buen rating, al punto de que una vez ganamos el primer lugar en dos categorías, en Barcelona, España, del premio Ondas. Eran guiones de Ernestina Porras Velásquez, la directora del elenco; la musicalización era de Mario López Sánchez y el elenco era de acá. Ganamos en las categorías de mejor libreto, mejor actuación y mejor montaje”.

De la radio pasó a la televisión. “En ese tiempo empezaba el canal 8 de TV, donde hacíamos teleteatros en vivo y hasta teleseries con Rodolfo Gutiérrez Machado. Estábamos al aire. También las radionovelas, en su mayoría, eran al aire, excepto cuando se montó un estudio específicamente, el estudio de representaciones publicitarias Estela Molina S. donde llegábamos todas las tardes y grabábamos unas seis radio novelas diarias que tenían gran popularidad en ese tiempo”.

Lo que fue una inquietud de niño le dio de vivir a Meneses, quien estuvo inmerso en la actividad artística y de medios de comunicación muchos años. “En ese tiempo la televisión nos daba oportunidad de crear teleteatros, zarzuelas y poemas escenificados Yo pensaba, ‘si ahora que tengo 20 años estoy viviendo ya de esto, esto va a progresar’.

Fue todo lo contrario porque comenzaron a venir muchas cosas que llamábamos ‘enlatadas,’ que salían más baratas”. El mercado se inundó de producciones extranjeras. “Hubo un tiempo en que compartíamos espacios en la radio con producciones cubanas, venezolanas y mexicanas. Nosotros estábamos en muy buen lugar. Ellos tenían una expansión por toda Latinoamérica, podían vender su producto a muchos lados más barato que lo que producíamos aquí. No obstante, hubo directores de radio como Humberto González Juárez quien mantuvo durante mucho tiempo en radio Nuevo Mundo un bloque de radionovelas. Después solo TGW mantuvo la novela guatemalteca y radioteatros. Eso se vino abajo”.

La producción nacional se fue relegando para dar paso a toda la producción extranjera tanto en televisión como en radio. Las radionovelas dejaron de hacerse en Guatemala.

Actor y director

Su inicio en teatro de sala se dio por su amistad con la actriz Samara de Córdova. Ella era también era actriz de radio. “Vivía cerca de mi casa. Ella me dijo que le gustaría verme en el teatro, que estaba dirigiendo un elenco y que iban a presentar dos obras cortas de Alejandro Casona en el primer festival de Antigua. Víctor Molina y yo nos metimos allí, éramos amigos”.

Las primera obras en las que participó fueron Cornudo, apaleado y contento y El mancebo que se casó con mujer brava, dirigida por Samara de Córdoba y después por el director chileno Domingo Tessier. Meneses tenía entonces 16 o 17 años.

Herbert Meneses dedicó su vida al mundo de la actuación. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

Sobre en cuántas obras ha actuado dice: “Yo no sirvo para llevar ese cómputo. Envidio a mis compañeros porque casi todos saben cuántas obras han hecho y yo no sé, mi mente no se aviene a llevar esa cuenta”. Le ocurre lo mismo en cuanto al número de obras que ha dirigido. “Tengo un tipo de memoria emotiva, no factual, hasta cuando he dirigido obras. Me recuerdo de qué sentí cuando estaba dirigiendo, pero no de los movimientos”.

De las obras que dirigió recuerda especialmente Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams. “¡Ah! Esa obra es una maravilla”, dice. “Después de que la puse me di cuenta de que había sido tal vez mi momento más afortunado como director y también en la elección de la obra”.

El diario de un loco le permitió volar con alas propias. La ha interpretado en distintos momentos a lo largo de 40 años. La presentó en México y Argentina. Ahora ya no la puede llevar a cabo. “Esta carreta descompuesta ya no me sirve”, bromea.

El silencio de Neto

Antes de protagonizar El silencio de Neto, con guion de Justo Chang y Argueta, ya había trabajado en algunas películas con actores mexicanos y guatemaltecos.

“Recuerdo que hice una película con Tin Tan aquí en Guatemala, se titulaba El ogro”, recuerda. “La primera que filmé fue una con Elsa Aguirre y Julio Alemán (ambos actores mexicanos), titulada Sólo de noche vienes”. También actuó en Sinfonía automática, de Ana Carlos, sobre la vida y obra de Joaquín Orellana, y en la comedia La vaca.

A El silencio de Neto llegó por una convocatoria publicada en un periódico. “Ya había incursionado en las películas, pero estaba inquieto de cómo podía investigar ese ámbito y gozarlo. Siempre quise meterme en algo que me atrajera, algo artístico, que era unirme al elenco y pedir trabajo. Eso hice”. Al final, obtuvo el papel protagónico.

Las aulas

Además de actuar y dirigir, Meneses ha compartido sus conocimientos en academias de actuación y en la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac).

“Cuando empecé a dar clases en la Usac tenía mucho entusiasmo por enseñar los principios de la técnica de actuación de la vivencia, el famoso método Stanislavski. Había recibido clases de ese método con el maestro japonés Seki Sano.

Me gustó mucho, aunque después entendí, como me dijo una vez el actor Jorge Sanz, protagonista de la película española que ganó el Óscar, Belle Epoque: ‘Yo no creo que nadie pueda enseñar a actuar a nadie’. Hasta ahí siempre había pensado que sí era posible, pero después me di cuenta de que no, que lo que un maestro de actuación puede hacer es dar elementos que faciliten el trabajo para gente que tiene el talento.

Si no hay talento y afinidad con la técnica que uno enseña, es imposible”. Sobre sí mismo, dice: “Estoy desde hace muchísimos años identificado con un personaje que se cree que es director, maestro de teatro y actor. Como es un personaje que me agrada lo vivo lo más frecuentemente que pueda y lo más felizmente que pueda, aunque ese personaje, Herbert Meneses, actor, director de teatro, ha tenido sus desgarres precisamente en ese ámbito a donde se metió tan apasionadamente”. Hoy, su vida transcurre entre el teatro, el yoga y meditación, que practica desde hace más de 45 años.

*Entrevista de Ingrid Roldán Martínez.

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