Achaerandio falleció a los 100 años por causas naturales según confirmaron autoridades de la URL. En esa misma casa de estudios el español laboró durante una década y fomentó lazos con la juventud estudiantil así como con el claustro de profesores y el personal.
Hilda de Mazariegos, magíster y asesora de la Secretaría General de la universidad, fue una de las personas que tuvo mayor contacto con el sacerdote jesuita. Estrecharon su vínculo laboral cuando Achaerandio asumió como decano de la Facultad de Humanidades, donde Hilda era secretaria general.
Luego de trabajar distintos proyectos juntos, la magíster se convirtió en su asesora personal del sacerdote cuando este se fungió como Vicerrector de la universidad hasta 1996.
“Era un sacerdote visionario. Tenía el don de ver qué necesitaba mejorarse en temas de educación. Promovió muchas actividades para formar a las demás personas y también procuró que muchos jesuitas o maestros siguieran sus estudios en maestría o doctorados“, recuerda de Mazariegos quien pasó a convertirse en decana de la Facultad de Humanidades del 2008 al 2016.
En 1990, el padre Luis promovió una Renovación Curricular en la URL lo que permitió el refuerzo en la investigación formativa en todas las carreras y una especial atención al estudiante como centro de su propio experiencia de aprendizaje. Estas convicciones también fueron puestas en marcha en el Liceo Javier donde el sacerdote laboró desde 2001 a 2007.
“También se le recuerda como una persona solidaria. Tenía una preocupación constante con los colaboradores, los alumnos, los docentes y no se quedaba solo con hablar de la solidaridad; la llevaba a la práctica. Su faceta como sacerdote también era prueba de eso. Atendió la pobreza de una forma especial”, agrega Hilda de Mazariegos.
Luis Achaerandio Zuazo llegó al país en 1984 durante una de las épocas más crueles de la historia política. Venía de una estancia de quince años en El Salvador donde fue rector de la UCA, así como Director del Departamento de Psicología en la casa de estudios.
Hilda recuerda el “dolor terrible” que significó para Achaerandio el asesinato de los seis sacerdotes jesuitas en la casa del rector de la UCA en 1989 durante el gobierno del salvadoreño Alfredo Cristiani. Aquella muerte significó para Achaerandio la pérdida de varios hermanos, comparte Hilda.
Aun tratándose de una época inmersa en la polarización ideológica, de Mazariegos recuerda que el padre Luis no hablaba mucho sobre cuestiones políticas. Para él, la militancia era desde la educación: “Desde su formación docente propuso la llamada Revolución blanca, una premisa para transformar la sociedad sin armas y desde el estudio“, cuenta de Mazariegos.
Llegado el nuevo milenio con una paz menguada, el sacerdote jesuita planteó en 2001 la creación del Programa Centroamericano de Formación de Educadores en Servicio, el cual era dirigido a maestros y docentes de las obras de la Compañía de Jesús en Centroamérica, y que ha ofrecido un Diplomado, una Licenciatura y una Maestría en Educación y Aprendizaje.
El padre Luis Achaerandio Zuazo nació un 26 de diciembre de 1921 en el País Vasco (España), fue ordenado sacerdote de la Compañía de Jesús en 1953; egresó del Collegium Maximun Onniense de Burgos como Licenciado en Filosofía y de la Universidad de Lovaina como Licenciado den Sciences.
Gracias a su huella en la intelectualidad social de Guatemala y Centroamérica le fue otorgado en 1996 el Doctorado Honoris Causa en Educación por la Universidad del Valle de Guatemala y el Doctorado Honoris Causa en Humanidades por la Universidad Rafael Landívar.