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Los fanáticos de Star Wars se reúnen este sábado 4 de mayo en ocasión de lo que se ha convertido en la fiesta no oficial de la serie intergaláctica. Este año habrá luto por el reciente fallecimiento de Peter Mayhew, quien encarnaba el personaje de Chewbacca.
Muchos de ellos alzarán una espada de Makoto Tsai.
Desde su taller cerca de Taipei, exporta sus productos a unos cuarenta países, entre ellos Estados Unidos y Cuba, Francia, Perú, Islandia y Túnez.
Cerca del 80 por ciento de sus pedidos provienen del extranjero.
Hay que pagar al menos US$255 para procurarse una de sus espadas, de las que ha vendido mil ejemplares en diez años.
Los fanáticos taiwaneses o de origen étnico chino consiguen una rebaja del 50 por ciento con la condición de pasar un examen escrito “para probar que son lo suficientemente apasionados de la saga.
“Fabrico cada pieza a mano. Es muy íntimo para mí”, cuenta este joven en su taller repleto de artículos vinculados con la saga. “Quiero que solo aquellos a los que le gusta verdaderamente la tengan”.
La serie es una franquicia de Hollywood que produce varios miles de millones de dólares, pero los fanáticos se quejan desde hace mucho tiempo de la pobre calidad de las espadas oficiales disponibles en el mercado, reprochando que se trata de pálidas imitaciones de las luminosas que se ven en los filmes.
Búsqueda de perfección
Como resultado de esto, nació una industria artesanal para compensar el vacío dejado por los grandes fabricantes de juguetes.
Gracias a los avances en materia de baterías, LEDs y tecnologías digitales, estos artesanos producen incansablemente réplicas cada vez más elaboradas de las tradicionales armas de la serie.
Para ello se valen, entre otras cosas, de tubos luminosos y tarjetas de sonidos que reaccionan a los movimientos.
Uno de los especialistas más importantes en espadas láser es el estadounidense Michael Murphy, establecido en California.
Su página de venta online y foro FXSabers.com se encuentra entre los mejores sobre intercambio de espadas láser.
“El número de personas capaces de fabricarlas, como Makoto o yo, pasó de unas 25 en los primeros años a más de cien”, explica este hombre al que apodan Yoda.
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Pero a raíz de los derechos de autor, muchos evitan dar a sus creaciones nombres directamente vinculados con la serie y cambian algunos aspectos.
La espada original que alzaba Luke Skywalker en el primer filme lanzado en 1977, una producción de bajo costo está a años luz de los onerosas episodios posteriores, había sido fabricada con un puñado de flashes de antiguas cámaras fotográficas Graflex.
Y debido a los aficionados, ese tipo de objetos son muy difíciles de encontrar. Las espadas más caras, creadas con esos antiguos flashes, se venden por hasta US$15 mil en eBay.
Siendo adolescente Makoto Tsai se enamoró del universo de Obi-Wan Kenobi, la princesa Leia y Darth Vader.
Su búsqueda de la espada perfecta lo condujo a seguir estudios de ingeniería electro-óptica y luego a trabajar en ese sector.
Hoy en día, se dedica exclusivamente a fabricar espadas.
El ingeniero explica que efectúa permanentes investigaciones para crear espadas “más luminosas, más duraderas y más fáciles de manipular” durante los duelos de esgrima con los que las promociona.
Eventos
Su actividad le permite organizar reuniones gratuitas para los fanáticos de la saga creada por George Lucas así como eventos caritativos, cuenta.
“Paso dos tercios de mi tiempo organizando eventos. Mi misión es promover lo más posible Star Wars en Taiwán y atraer aún más fanáticos”, agrega.
Uno de los momentos de los que se siente más orgulloso fue una visita al palacio presidencial en ocasión de la jornada Star Wars 2018.
Todo un grupo de caballeros Jedi, de Chewbacca y otros personajes intergalácticos había coreado el evento “¡Que la fuerza te acompañe!” al lado del vicepresidente Chen Chien-jen. Soldados imperiales con armas ficticias se habían sumado a la policía militar para montar guardia delante de la sede de la presidencia en el corazón de Taipéi.
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