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Ocho frases que no deben faltar en el lenguaje de los padres

Con la rutina diaria, los padres pierden la conciencia de que las palabras que expresan o dejan de decir o el tono con el que las comunican pueden trascender e influir en las emociones y en la vida futura de sus hijos.

CIUDAD DE GUATEMALA – “No basta con tener un sentimiento fuerte en nuestro corazón. El hijo tiene que reconocer el amor que le tenemos por la manera en que se lo decimos y por lo que hacemos. Para que nuestros hijos sepan qué sentimos por ellos, debemos actuar al mostrarles que es así”, explica la psicoterapeuta y orientadora familiar Elena Viau de González.

“Frases cortas, sencillas y genuinas dirigidas a los niños con una mirada directa a los ojos, junto con caricias y una disciplina amorosa, fortalecen ese vínculo entre progenitores e hijos, el cual muchas veces puede quebrarse con la falta de comunicación”, agrega De González.

“No existen fórmulas para frases que aseguren el éxito de la comunicación con los pequeños, pero revisar el tono, la intención e incluso indagar en el niño interior, puede orientar a los padres para que expresen todo ese amor que tienen hacia sus hijos”, refiere la psicóloga María José Gálvez, especialista en Desarrollo y Gestión de la Niñez y Adolescencia.

“Comprendo lo que sientes”
A los pequeños y a los adolescentes se les dificulta entender sus emociones y sentimientos; los padres pueden identificar y llamar por su nombre esa emoción que siente su hijo y explicarle la causa de manera objetiva. Cuando los hijos son invitados a expresarse, se abre un mundo de posibilidades que estaban cerradas para los padres. Hay que proveer espacios en donde los niños puedan compartir sus sentimientos y aclarar sus ideas. La comunicación abierta es decisiva en la vida familiar. Resulta tan sencillo decir: “Si me explicas, trataré de comprenderte”.

“Aprendamos juntos”
Antes se tenía la idea de que los padres “lo sabían todo” y que su opinión era lo único valedero. Pero ahora los papeles han cambiado. Con el uso de la tecnología y una actitud amigable de los padres hacia los hijos, son aquellos quienes pueden inducir a los menores a una actitud positiva para indagar, investigar y sorprenderse en un mundo lleno de oportunidades para aprender y admirar hasta las cosas más pequeñas.

“Te quiero mucho”
Los padres asumen que los hijos saben que son amados y piensan que los pequeños, al observar todo el esfuerzo que conlleva su crianza, concluyen que ese es suficiente prueba de amor. No existe error más grande. Es ideal empezar desde bebés a expresarles ese hermoso sentimiento con esta frase: “Te quiero mucho”. Pero si no se ha hecho aún, ¡es tiempo de empezar! Si los hijos reciben amor, lo devuelven.

“Tú eres importante para mí”
El mayor anhelo de los pequeños es tener una relación cariñosa con sus padres, sentirse total e incondicionalmente amados. Por eso, dentro del inevitable dinamismo de la ajetreada época actual, los padres no deben fallar en asegurarles con palabras y gestos, cuán importantes son para ellos. Los padres son la mejor y la mayor influencia que los niños tendrán en su vida.

“Ser tu padre me hace la persona más feliz del mundo”
Si los hijos se perciben como la razón de la existencia de sus padres, se sentirán importantes, pues se reconocerán como fuentes de amor. Este dinamismo es un hecho real y contundente: a todos los padres sus pequeños los introdujeron a una felicidad mucho más profunda que cualquier otra conocida. No hay que dejar de compartir este sentimiento con ellos.

“¡Qué bien lo haces!”
Para ayudar a aumentar su autoestima, todo mensaje debe ser estructurado en lenguaje positivo, optimista y esperanzador. Los hijos aprenderán que a pesar de que en la vida surgen circunstancias adversas, el estado de ánimo optimista resuelve una gran parte de los contratiempos. Felicitarlos y agasajarlos ayuda a descubrir su excelencia y apoyarse en sus puntos fuertes. Toda persona es excelente para algo, solo falta descubrir para qué.

“Cuéntame, ¿qué te preocupa?”
Lograr la confianza de conversar de cualquier tema sin ningún tabú es una tarea que se alcanza con la constancia. La primera vez que los niños hacen una pregunta acerca de sexualidad puede ser sorpresiva; se puede vencer la incomodidad al responder con claridad, sin extenderse demasiado, de acuerdo a la edad y a la pregunta. Los hijos deben saber que cuentan con sus padres siempre y en toda circunstancia, a pesar de todo. Este es un ideal que no se alcanza fácilmente, pero acercarse a esa dirección hace padres más satisfechos e hijos más felices.

“Tú puedes, confía en ti”
Hacer sentir valiosos y capaces a los hijos tiene grandes recompensas. Inculcar este sentimiento de autovalía es responsabilidad de los padres desde los primeros años. Los padres deben insistir en las charlas con sus hijos que con esfuerzo, con alegría y con fe alcanzarán sueños. Pero también hay que tener cuidado en no proyectar una actitud exigente. Hay que indagar acerca de lo que se puede esperar de ellos, según su edad. Hay que reconocer sus esfuerzos, aportar consejos y alentarlos siempre con un ¡tú puedes! o un ¡vuélvelo a intentar!

Expresiones que nunca se les debe decir
Hay expresiones inapropiadas que los padres suelen expresarles a sus hijos, sin medir las consecuencias negativas para su desarrollo emocional.

1. “Si haces esto, ya no te quiero”.

2. “Si no lo vas a hacer bien, ni siquiera lo empieces”.

3. “No tengo tiempo para ti”.

4. “Tú no tienes nada que opinar al respecto”.

5. “Por cuidarte a ti, mi vida es muy complicada”.

6. “Esto es así (lo quiero así) porque lo digo yo”.

7. “Tienes que ser como tu hermano”.

8. “Vas a ser igual que tu papá (o mamá)” (en comentarios negativos).

9. “Miremos y luego lo compramos”.

10. “Nunca entiendes cuando te hablo”.

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