En esa entrevista efectuada por el periodista Alfredo Vicente, Jimmy y Sammy bromearon y compartieron detalles de su relación como hermanos, colegas y socios.
Esta es la entrevista publicada en 2008
Detrás de los icónicos personajes Nito y Neto están dos hermanos que en sus inicios no buscaban precisamente el cine. Con el tiempo han sabido combinar, ante las cámaras, el sentido del humor popular con una actitud de emprendedores sociales.
Jimmy y Sammy Morales han incursionado en diferentes segmentos de los medios, pero fueron sus experiencias de infancia y la imitación de famosos personajes lo que originó en ellos el deseo de expresarse en el cine mediante risas y enseñanza.
En esta entrevista, Jimmy y Sammy comparten sus memorias, experiencias, anhelos y percepciones.
¿Cómo les va? ¿En qué andan?
Jimmy: Bien, gracias a Dios nítidos. No nos podemos quejar.
Sammy: Andamos en varias cosas. Una es el programa Moralejas, que ya es un proyecto permanente. Llevamos ocho años y medio al aire. Estamos en la preproducción de la nueva película de Nito y Neto, por estrenarse a finales de año. El título tentativo es Repechaje.
¿Cómo han logrado cooperar tanto tiempo juntos?
Jimmy: Cansa (risas). Dejá los nueve o 10 años de trabajo; llevo 39 aguantando a mi hermano (risas). Pienso que toda relación muy frecuente tiene dos lados: uno que se desgasta y otro que se fortalece, porque, de una u otra forma, surgen diferencias, pero en nuestro caso, que somos socios al 50 por ciento, la voz de Sammy es tan importante como la mía.
¿Cómo han reaccionado ante las críticas?
Jimmy: Algunas personas nos han dicho que hemos generado algún tipo de estereotipo; sin embargo, cuando hemos tenido la posibilidad de poder presentar nuestro argumento, hemos convencido a más de uno. Por ejemplo, los personajes Juan y Pedro aparecen como vendedores, pero el hecho de que cargan una laptop, tienen una mansión y venden como hobbie, es muestra de que tratamos de mostrar ciertas peculiaridades de nuestros propios personajes vernáculos, dándoles una vida común y coloquial con las posibilidades que pueden tener en todo momento. Hemos tratado de romper los estereotipos dentro del estereotipo, al revalorizar características del segmento poblacional y ponerle elementos totalmente incongruentes.
¿Creen que el humor chapín suele llevar más de “picante” que en otros países?
Sammy: Somos un país que ríe, nos reímos de todo, hacemos chiste de todo, y hay que cambiar algunas actitudes como la pesimista. Hay humor muy picante, proveniente de los humoristas mexicanos en la TV, que gusta y funciona, pero nosotros tenemos el reto de entretener con humor blanco, sutil, y jugar con doble sentido sin llegar a la patanada. Es un reto más difícil.
¿Qué opinión tienen de los comediantes de antes como Taco y Chalío?
Jimmy: Pues no nos inspiramos en ellos directamente, porque hubo mucha distancia generacional, pero los admiramos. Tuvimos la oportunidad de trabajar con César García Cáceres (Chalío), toda una eminencia.
¿Cómo fue su infancia?
Sammy: Creo que mi hermano aún no ha salido de ella.
Jimmy: Venimos de una familia zacapaneca muy alegre. Mi abuelo materno, que era muy estricto, tenía un increíble sentido del humor. Éramos unos patojos normales. Sammy fue más serio. Dicen que yo era más tremendo.
¿Cuál es la moraleja de hacer cine en Guatemala?
Sammy: La moraleja es que sí se puede. Contar historias es una necesidad humana, y Guatemala se ha quedado corta en hacerlo. Afortunadamente este siglo empezó muy bien, y hay una gran cantidad de producciones. Hacer cine es una gran satisfacción. Con los nuevos costos que existen ahora, los guatemaltecos tenemos la oportunidad de que nuestras historias sean vistas.
¿Cuál ha sido la clave para trasladarse del sueño a la actuación?
Jimmy: La decisión. Se trata de hacer las cosas, y no solo hablar. Le tengo miedo al fracaso, pero no tanto como para dejar de emprender caminos. Tengo más miedo de no hacer que de fracasar.
¿Qué les dicen en la calle?
Sammy: ‘¿Vas a querer tu manzana güena?’, en lugar de ‘Nito y Neto’. Nos lo dice mucha gente indígena, porque encontraron un espacio que los incluye y no los excluye. Y es una sensación muy bonita.
¿Cuál es el gran proyecto de su vida?
Sammy: Hace algún tiempo nos propusimos la meta de cien producciones de Moralejas, que dejen un mensaje positivo para el país, por medio del humor, y también de personajes inspirados en nuestra propia idiosincrasia. Queremos contribuir a la historia audiovisual del país, con esta cifra de películas. Ya solo nos faltan 92 (risas).