¿Cómo se desarrolla la obra?
En el asentamiento La Limonada vive Tula Gómez con su marido Sotero Barrios. Ella tiene un puesto de venta de verduras en el mercado de la 18 calle de la zona 1 y su esposo hace fletes jalando una carreta de madera. En los últimos meses, Sotero dejó de trabajar y se dedicó a beber, vendió la carreta y es la Tula la que mantienen la casa.
La Limonada es un vecindario muy particular, donde hay familias llegadas del interior que aprovecharon la invasión y se hicieron de un lote, entre estos vecinos está la Santos, mujer joven casada con un hombre mucho mayor. Ella es la gran amiga de la Tula, es quien la apoya y aconseja.
Un día aparece en aquel vecindario Panchito, el sacristán de la iglesia de Cuilapa, para informarle a la Tula que su abuelo murió y le dejó una herencia, noticia que causa un revuelo entre todos estos personajes que buscan hacerse con ese dinero. Como dice Santos: con esa herencia todos salen ganando: la Tula, su herencia; Sotero, su venganza; la Santos al hombre de su vida y el sacristán, sus bendiciones.
Una puesta en escena que no se puede perder.
¿Dónde la presentarán?
El viernes 12 de agosto, a las 20 horas, se inaugurará la temporada teatral de La Herencia de la Tula, ahora en el Teatro Mágico (8ª. avenida 0-49 zona 2 de la ciudad) a 50 metros del parque Isabel la Católica.
Estará en cartelera los viernes 12, 19 y 26 y los sábados 13, 20 y 27 de agosto, y en septiembre estará el viernes 2 y sábado 3, en horario de las 20 horas. Para comodidad del público, el Teatro Mágico cuenta con parqueo gratis.
Esta pieza teatral se estrenó el pasado 8 de julio en el Teatro de Cámara Hugo Carrillo del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, como parte del programa Espacios del Ministerio de Cultura y Deportes.
¿Cuándo nació La Tula?
El dramaturgo Hugo Carrillo comenzó a escribir La Herencia de la Tula en 1961. Dos años después la manda a los Juegos Florales de Quetzaltenango donde gana el premio de dramaturgia. En 1964 se estrena la pieza en el teatro de la Universidad Popular. La pieza era de un solo acto y así ha sido puesta en escena muchas veces por varios grupos teatrales profesionales, de estudiantes y de aficionados en Guatemala, en Centroamérica, México y los Estados Unidos.
En 1991, el maestro Carrillo se da a la tarea de escribir un segundo acto para completar la historia de la Tula su esposo y sus vecinos.
El 27 de junio del 2001, Margarita Kenefic le entrega una copia de La Herencia de la Tula con los dos actos a Rodrigo Carrillo, para que considere poner la obra en su versión completa. En 2014, cincuenta años después de haberla estrenado con un solo acto, se pone esta pieza teatral en su versión final, con dos actos, en el Teatro Don Juan, con la producción de Hugo Aldana y dirección de Rodrigo Carrillo, como homenaje al dramaturgo al cumplir 25 años de haber fallecido.