Hardy, entrevistado por EFE en la Ciudad de México, dijo que “uno se ve tan consumido por lo que está pasando en el mundo, en la vida real, que ir al cine es un escape, particularmente ir a una sala de proyección, estar sentado en una habitación oscura y ver la historia”.
El cineasta explicó que su objetivo era que la historia “absorbiera” a los espectadores y les hiciera olvidar lo que estaba pasando por algunas horas. En el caso de La Monja, la película está construida para llevar al público en un viaje hacia la oscuridad.
En la cinta, el padre Burke, un sacerdote experto en fenómenos oscuros y con recuerdos perturbadores (interpretado por el mexicano Demián Bichir), es enviado por el Vaticano en la década de 1950 a una abadía en Rumanía -la región de Transilvania- para determinar si este lugar sigue siendo santo luego de que una monja se suicidara en el recinto.
Quizás le interese: Alfonso Cuarón brilla con una película inspirada en su niñez
Le acompaña la hermana Irene (Taissa Farmiga) una novicia cuyos propios recuerdos e inquietantes visiones de la infancia le han impedido hacer sus votos definitivos. Una vez en la abadía, ambos deberán enfrentar una entidad diabólica (Bonnie Aarons), así como sus demonios internos.
“Puede ponerse muy oscura y atemorizante, pero también tiene una cierta clase de esperanza”, aseguró el director británico. Para realizar este proyecto el cineasta se inspiró en películas como King Kong, Alien, El Exorcista y Drácula. Además de estas referencias, Hardy también buscó inspiración en la literatura, específicamente en el libro El nombre de la rosa.
“Hacer una versión sobrenatural de esa historia fue una de las ideas (de los escritores)”, dijo el realizador del filme, que se estrenó internacionalmente el pasado 7 de septiembre.
Contenido relacionado:
> Vanessa Marquez, quien interpretaba a una enfermera en ER, murió baleada por la policía
> Estos son los estrenos de Netflix para septiembre
> Lady Gaga se estrena como actriz y encanta a la crítica del cine