“En esa época, la luz del sol y de la luna todavía eran muy débiles y Wuqub Kak’ix se paseaba por todos lados diciendo “¡Yo soy el sol, y soy la luna. ¡Miren como brillan mis ojos de jade, admiren el resplandor de mis piedras preciosas”, cuenta el relato.
A los Creadores no les gustaba esa actitud y deciden castigarlo. Los gemelos Junajpú y Xbalamké se encargan de llevar a cabo el mandato de los Creadores.
“Los gemelos sabían que Wuqub Kak’ix tenía un gran árbol de nance, porque era su fruta favorita, y cada día trepaba en él para comer sus frutos. Un día, Junajpú se escondío entre las ramas y lo esperó. Cuando Wuqub Kak’ix subió al árbol, Juanjpú tiró con su cerbatana, y lo hirió gravemente en su quijada”, relanta el Popol Wuj.
Además, los hermanos se encontrarán con los hijos de Wuqub Kak’ix, Sipakná y Kabrakan, a quienes también tendrán que castigar por su soberbia.
“Todavía quedaban dos seres orgullosos que había que castigar, eran los dos hijos de Wuqub Kak’ix, Sipakná y Kabraqan”, se cuenta.
Las ediciones de Popol Wuj se publican insertas los viernes en Prensa Libre. Finaliza el 29 de agosto.