Escenario

Las guerras no causaron el colapso de la civilización maya

Una investigación multidisciplinaria realizada en la ciudad de Witzna, en el noroeste Petén, reveló que los mayas sostenían guerras a gran escala entre ciudades, posiblemente con fines de dominio económico.

Vista de la antigua ciudad de Witzna escaneada con tecnología LiDAR, que muestra el centro ceremonial y la laguna de Ek’Naab, de donde se tomaron muestras paleoambientales. (Foto Prensa Libre, Francisco Estrada-Belli).

Vista de la antigua ciudad de Witzna escaneada con tecnología LiDAR, que muestra el centro ceremonial y la laguna de Ek’Naab, de donde se tomaron muestras paleoambientales. (Foto Prensa Libre, Francisco Estrada-Belli).

Una investigación multidisciplinaria realizada en la ciudad de Witzna, en el noroeste Petén, reveló que los mayas sostenían guerras a gran escala entre ciudades, posiblemente con fines de dominio económico, la cual abre la posibilidad de descartar que estas estrategias bélicas tengan relación con la desaparición de esta civilización, según se dio a conocer el martes en conferencia de prensa.

El arqueólogo guatemalteco Francisco Estrada-Belli, de la Universidad de Tulane y director del Proyecto Arqueológico de Holmul, explicó en el Instituto Guatemalteco de Turismo cómo se llevó a cabo este descubrimiento, con la colaboración del geólogo estadounidense David Wahl, del Servicio de Geología de Estados Unidos, quien obtuvo muestras de sedimentos de la laguna Ek’Naab, situada en el territorio de la antigua capital del reino de Balahm Jol (cabeza de jaguar), donde actualmente está el sitio de Witzna.

Wahl recuperó muestras de carbón que evidencian un incendio desastroso ocurrido en el año 697 de nuestra era.

El geólogo estadounidense David Wahl toma muestras de la laguna Ek’Naab, en el territorio de la antigua ciudad de Witzna. (Foto Prensa Libre, Francisco Estrada-Belli)

Los hallazgos de este estudio, publicado en la revista Nature Human Behavior, sugieren que un tipo de guerra total que los expertos han asociado a la época clásico terminal como efecto del deterioro del medio ambiente y escasos recursos, en realidad, fue común en épocas anteriores.

Los sedimentos lacustres recuperados a siete metros de profundidad sugieren que la actividad agrícolas en la referida ciudad disminuyó significativamente después de este evento, pero el uso de la tierra continuó hasta el año 1070, lo que indica que el incendio con fines bélicos no acabó con la vida de Witzna, sino se prolongó por 300 años más. “Este tipo de guerra no fue la causa del colapso de la sociedad”, añadió Estrada-Belli, quien aseveró que los mayas tenían guerras a gran escala así como lo hacían otras civilizaciones como los romanos o griegos.

Tubos que contienen sedimentos de la laguna Ek’Naab. (Foto Prensa Libre, Francisco Estrada-Belli)

Posiblemente en el año 375 y 514, por los restos de carbón, puso haber ocurrido otros incendios.

Quién incendió la ciudad

Textos epigráficos recuperados por el epigrafista Alexandre Tokovinine, de la Universidad de Alabama, en Witzna y en la estela 22 de la ciudad de Naranjo, a unos 30 km de distancia y capital de uno de los reinos más poderosos del período clásico, indican que el sitio fue destruido por fuego por orden del rey de Naranjo. Esta circunstancia se comprobó con el hallazgo de destrucción en templos y monumentos de la misma época en Witzna.

En la estela 22 se puede leer: “3 Ben 16 sek por la segunda vez se quemó Bahlam Jol”, que corresponde al 21 de mayo del año 697. La palabra puluuy se entiende como quema o incendio y es mencionada en 30 ocasiones.

En esta estela se indica que el joven rey K’ahk’ Tilew Chan Chaak, de unos 15 años, aparece frente al gobernante de Ucanal como cautivo. El monumento relata cómo el rey arrasó seis ciudades vecinas al Naranjo, incluidas Witzna, Ucanal y Buena Vista, en Belice. “Se trataba de una campaña de reconquista del reino del Naranjo, después de que había sufrido algunas pérdidas, porque esas ciudades se habían independizado y el rey trataba de reprimir rebeliones”, refirió Estrada-Belli.

Sin embargo, debido a su edad, se supone que su madre, la reina Wak Chan, descendiente de los reyes guerreros de Dos Pilas/Tikal y Kaanul fue la responsable de esta campaña bélica. “Fue parte del renacimiento del Naranjo, gracias a la valentía de la reina”, añadió.

“Debido a que la erosión de los suelos disminuyó después de este evento, puede significar que los sobrevivientes fueron reubicados en el Naranjo como súbditos de la reina”, dijo Estrada-Belli, quien recordó que en toda la zona maya no se han encontrado vestigios de fosas masivas, sino entierros múltiples de 30 o 40 personas como resultado de muertes violentas, que pudiera pensarse que se trataba de familia real.

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“Las guerras las llevaban a cabo para desafiar a la élite, a quien se capturaba y sacrificaba para aumentar su prestigio. A raíz de la captura, se exigía un tributo, pero la población general quedaba fuera de este tipo de eventos. La frecuencia de la guerra maya involucraba fines económicos para conquistar territorios”, indicó el arqueólogo.

Ahora nos podemos imaginar un poco mejor cómo eran los ejércitos, porque para hacer este tipo de guerras se necesita gran ejército para enfrentar a toda la población de la ciudad. Era un ataque muy fuerte. No era una guerra de salvajes, sino de estrategias a gran escala, refirió.

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Antes de este hallazgo, los científicos creían que solo hacia el final del período clásico el aumento de sequías habría reducido las provisiones de comida, lo que se tradujo en tensiones entre los reinos mayas y que dio como resultado violentas guerras que se creía que habían propiciado su desaparición. Se pensaba que la mayor parte del período clásico, que duró 700 años, del 250 al 900 de nuestra era, las guerras estaban más o menos ritualizadas.

Esta investigación demuestra que las guerras tuvieron lugar antes de que el cambio climático afectara la agricultura. “Hay que investigar otras causas del colapso de los mayas”, refirió Estrada-Belli.

Imagen muestra una vista de Witzna, con sus terrazas que desembocan en la laguna Ek’Naab, que confirma que de la ciudad se originó el carbón depositado en esta fuente de agua. (Foto  Prensa Libre, Francisco Estrada-Belli).

Protección en El Zotz

Por su parte, el arqueólogo Thomas Garrison, de la Universidad de Ithaca y director del Proyecto Arqueológico El Zotz, habló sobre la importancia de las fortalezas en esa ciudad. “El paisaje completo está lleno de atalayas y fortalezas, reflejando la sensación de tensión tanto interna como externa que rodeaba el área del reino de El Zotz. Las amenazas debieron haber sido constantes”, dijo.

El sitio arqueológico La Cuernavilla, una fortaleza maya única, fue descubierto gracias a los datos producidos por la iniciativa LiDAR. Esta fortaleza se ubica en un risco fuertemente defensivo entre Tikal y El Zotz y constituye uno de los mejores ejemplos de cómo la aplicación de la tecnología LiDAR está cambiando las percepciones de los arqueólogos sobre la guerra entre los mayas.

“Esta gente estaba preparada para cualquier amenaza. Ahora tenemos más clara la infraestructura a nivel del estado de una civilización tan desarrollada como los mayas”, dijo Garrison.

Estas investigaciones han sido posibles con el apoyo de Pacunam y el Ministerio de Cultura y Deportes.

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