Comenzó el show con 20 minutos de retraso y terminó hora y media después, pero no pareció importarle demasiado a un público enamorado del cantante desde el minuto uno.
Calentó motores con una de las nuevas, Frankenstein, pero su gran versión de “American Woman” hizo estallar a la masa como si fuera esa la canción de apertura.
Cerró con una enérgica “Are you gonna go my way” que terminó de enloquecer al personal.
Un espectáculo de grandes músicos y una gran puesta apunto sin mayor tecnología que unos focos y luces, que crearon una noche intensa e inolvidable.
“¡Qué pasa!, ¡Qué bueno verlos!” , “¡Madrid!” “Muchas gracias” gritó, y fue el momento en el que le regaló a los presentes su mítico tema Aint over till is over, que enamoró e hizo contonearse al mismo tiempo que el propio Kravitz.
Fue una noche de mucho ritmo del artista, se encontraba cómodo ante unos espectadores que lo adoraban y que él a su vez adoraba también.
“Gracias por su paciencia y por su amor, los quiero también, gracias” , dijo, “Sin ustedes estos 25 años atrás no hubieran sido nada. Los queremos y los respetamos” confesó a las personas presentes.
Always on the run le sirvió para presumir de músicos con unos increíbles solos de trompeta y batería, y para acercarse a sus fans bajando a la pista a que le tocara su amado publico. “Lenny, Lenny” coreaba la gente mientras terminaba la canción y seguía paseándose entre todos ellos.
Pero la verdadera anécdota y guinda del pastel fue con su éxito Let love rule, que empezó con una sensualidad y ritmo característicos del músico, y que acabó en un verdadero baño de masas, en el que Kravitz se paseó por todo el recinto micrófono en mano, para llegar a todos y cada uno de sus admiradores, cosa que revolucionó a los presentes que allí se encontraban.