También desfilan por la pasarela, es decir, la parrilla de autobús, las mochilas chinas, los morrales que dicen “Chichi”, los maletines de marca deportiva con chequecito, felino u otro logotipo de zapatos: todas conviven democráticamente cuando van amontonadas en la parte de atrás de un picop rumbo a Semuc Champey o una camioneta en ruta a la playa de Sipacate, Tecojate o El Semillero.
Las primas pudientes se van rumbo a Atlanta o a Miami y de igual forma se puede ver a una valija Luis Vouitton, de cuero, junto a un enorme tubo de retazos típicos que luce su nacionalismo, después de una anhelada visita que muy rápido terminó.
Ovaladas, cuadradas, cilíndricas o con forma de estómago. Tripas de nailon, gargantas de lona, dirigibles que acarrean recuerdos. Así van las maletas llenas de sueños y que regresan repletas de preguntas, como ¿por qué cuando uno es feliz el tiempo se vuelve campeón de velocidad?