“Se tenía previsto más de mil actividades culturales durante el año, pero sobrepasó la cifra y fueron más de 3 mil 500 encuentros los que se celebraron en la ciudad”, dice Francisco Saravia, presidente de la comisión designada por la Municipalidad de Guatemala para organizar las actividades respectivas relacionadas con el nombramiento.
Para esta actividad no habían fondos propios, sino que se recurrió a donaciones en materiales o espacios y no solo económicas. Muchas fundaciones colaboraron, agrega Saravia.
Las actividades organizadas como parte del nombramiento fueron promovidas por iniciativa privada y organismos gubernamentales.
“Aunque nosotros no teníamos participación directa en este evento, sí colaboramos. Las escuelas de arte y las presentaciones de nuestros elencos trabajaron en la medida de lo posible”, comenta Estuardo Estupinian, director de comunicación social del Ministerio de Cultura y Deportes.
Respecto de la iniciativa privada, la Fundación Paiz pasó su festival artístico —que se celebra en Antigua cada dos años a la ciudad—, para que coincidiera con el designamiento de Guatemala, Capital Iberoamericana de la Cultura. “Es la primera vez que sucede esto, fue un gran esfuerzo de parte de ellos”, añade Saravia.
Claroscuros
La declaratoria de Capital Iberoamericana de la Cultura termina el 31 de diciembre con más preguntas que respuestas. ¿Realmente el artista, el Gobierno, la Municipalidad y principalmente el guatemalteco se apropiaron de esta distinción?
“Realmente es triste que, a pesar de que este nombramiento fue una ventana para el arte, las autoridades no le dieron la debida importancia”, opina el artista visual Luis Díaz.
Para Zoila Vásquez, del Ballet Guatemala, el nombramiento fue una oportunidad desaprovechada. “Con gusto participamos en esta celebración, pero la decadencia y descuido para el artista nacional fue más que evidente. Las escuelas de arte gubernamentales trabajan con muy pocos recursos. Por lo menos en el Ballet muchas trabajamos con las zapatillas gastadas”, expresa.
Para agosto, en plena celebración del año como Capital de la Cultura, el Ballet Guatemala tuvo una presentación frente a la Corte de Constitucionalidad para exigir que le fueran cumplidas sus demandas acordadas en el Pacto Colectivo con el Ministerio de Cultura, que incluía mejoras laborales y el pago de un bono de Q1 mil 700 anuales.
“Es realmente necesario que se valore el arte en Guatemala. Es triste que se diga y se hable de una capital cultural cuando los artistas carecen de insumos”, lamenta Díaz.
Faltan políticas
Estupinian explica que uno de los principales obstáculos para promover las actividades culturales es la falta de políticas públicas sólidas que ayuden a su desarrollo. “Un presupuesto más fuerte ayudaría a no trabajar tan apretados.
Recientemente presentamos un plan de políticas culturales y recreativas que tratan, entre otras cosas, la dignificación del artista y su trabajo”, comenta Estupinian.
Para la Premio Nacional de Literatura de este año, Carmen Matute, las políticas culturales son fundamentales. “Tener claro en qué se quiere invertir y hacerlo bien debe ser prioridad”, opina.
“Nosotros estamos conscientes que hay más necesidades, pero también creemos que el arte hace una labor social y educativa importante. Aportamos nuestro talento para hacer esta una mejor sociedad”, resalta Vásquez.
En el 2016, la nueva Capital Iberoaméricana de la Cultura será Andorra la Vella, capital del Principado de Andorra, en Europa.
Buscan cultura
El turismo cultural tiene mucho que ofrecer. Datos del Instituto Guatemalteco de Turismo, Inguat), señalan que el 61.81 por ciento de los visitantes que entran en el país llegan atraídos por la cultura de una cantidad estimada en un poco más de un millón, en el 2015 .