Sus pies también estaban muy deteriorados, con callos y hongos. “Parecían podridos”, indicó el medio. Michael Jackson estaba obsesionado con su privacidad, había dicho su médico, Conrad Murray, acusado de asesinato, por lo que no se dejaba tratar por un especialista e incuso llegó a tener una infección avanzada.
Tenía numerosas marcas de cirugías, detrás e las orejas y a los lados de la nariz. Así como en la base del cuello, brazos y muñecas de las manos.
Tenía tatuajes en sus cejas y labios, así como en la parte frontal del cuero cabelludo.
El peluquín del cabello ondulado y al hombro que lucía estaba pegado a la cabeza.
También ya se había dado a conocer que Jackson tenía una seria adicción a los analgésicos, una batalla contra la anorexia y padecía vitiligo, que lo obligó a realizarse extraños tatuajes por eso su piel tenía diferentes colores. Además de padecer insomnio crónico.
La adicción a los analgésicos hizo que las caderas, muslos y hombros del artista estuvieran cubiertos de marcas de pinchazos.
El informe de la autopsia detalló que, al momento de su muerte, el artista de 50 años no tenía nada más que pastillas parcialmente disueltas en el estómago. Al parecer hacía una sola y pequeña comida al día.