En 2018, Guatemala fue parte del London Design Biennale, en el que participaron Reino Unido, Letonia, Israel, Noruega y Libano, entre otros países. Esta actividad fue en Somerset House, en el centro de Londres, Inglaterra.
“Esta fue la primera vez que Guatemala participó en la bienal y ver esta instalación es el recordatorio de una acción viva que refleja cómo se mueve y crece la comunidad de Santa Catarina Palopó, en la cual está inspirada”, dice Cecilia Santamarina de Orive, curadora y Agregada Cultural -ad honorem- de la Embajada de Guatemala en Reino Unido.
En 2018
En aquel momento la bienal fue quien invitó al país a participar porque ya conocían el trabajo de Guatemala en otras actividades.
Se convocó a guatemaltecos a enviar sus propopuestas y se recibieron distintos proyectos, “cada uno representaba historias distintas y se presentó a un panel de selección en Londres. De allí se invitó a crear una pieza al diseñador industrial Diego Olivero y a la artista textil Sylvia Denburg, Zyle.
Ellos trabajarían su propuesta para llevar una representación del proyecto de la Asociación Pintando el cambio, de la que Olivero ha sido parte.
Pintando Santa Catarina Palopó
Esta iniciativa de la Asociación Pintando el cambio, liderada por Harris y Melissa Whitbeck busca dar color al casco municipal con los colores del huipil que usan las mujeres de Santa Catarina y con el cual se crea un punto de partida para atraer otros beneficios a esta población que incluyen desde el involucramiento comunitario hasta la atracción de inversión de diferentes instituciones que contribuyen a la solución de las diferentes problemáticas sociales, medioambientales y económicas que sus pobladores enfrentan.
“La instalación flotante de formas geométricas contemporáneas se asemejaba a las casas multicolores del pueblo diseñadas y desarrolladas por Diego Olivero, mientras que un móvil textil, diseñado por Sylvia Denburg con textiles locales reutilizados, insinuaba las montañas volcánicas que lo rodean. “A través de los materiales, los colores y la sensación caprichosa de que todo está flotando, deseamos traer una sensación onírica de esperanza”, dice Santamarina.
Además, comenta que el éxito de este proyecto fue la unión de estos dos profesionales… “encontramos magia porque fue juntar a dos potencias y tener este resultado en el que también participaron otros especialistas en diseño gráfico, videógrafos, fotógrafos, en equipo”, agrega.
En ello radica la importancia de que ahora estará disponible para el público en el país, expresa.
Juan Olivero, arquitecto y responsable de la instalación a nivel estructural, comparte que ha sido una gran experiencia y explica que fue intesante observar la coherencia de la pieza. Por ejemplo, dice: “los hilos representan la pesca del lugar y los anclajes hechos de anzuelos”.
Olivero expresa que esta pieza es una intervención plástica de algo que sigue pasando en Santa Catarina Palopó, “es sencilla y abstracta con un cambio positivo de una comunidad del lago”, comenta.
Reconocimiento del público
En la London Design Biennale, la instalación en Londres se adjudicó The Public Medal Award, que es un reconocimiento en el cual participa el público a través de una votación en la página web del evento y fue otorgada a los organizadores del proyecto.
En 2018 Olivero expresó que era un honor recibir este reconocimiento, “una instalación asombrosa que muestra de lo que estamos hechos los guatemaltecos”.
En el proyecto participaron 200 tejedoras guatemaltecas originarias de Santa Catarina Palopó. Santamarina comparte que desde el comienzo de la pieza Denburg, como conocedora y respetuosa de los textiles, hizo un análisis de los mismos.
Se convocó a tejedoras a producir material para esta pieza, que fueran remuneradas por su trabajo y esto se observa en la instalación. También Denburg utilizó material de segunda mano porque desde su práctica artística honra material que ha sido utilizado y rescata algunas prendas en desuso para transformarlo en sus piezas de arte.
Los creadores
Diego Olivero es un diseñador industrial con una carrera multidisciplinaria basada en la creatividad, innovación y desarrollo social. Obtuvo su licenciatura en Diseño Industrial en el Art Institute de Fort Lauderdale. Como director creativo de su firma Olivero Bland Studio, ha trabajado en diferentes proyectos arquitectónicos, diseño de interiores e instalaciones en Guatemala, Venezuela, Miami, Brasil, Honduras, Panamá e Inglaterra. Por su lenguaje creativo ha recibido diferentes reconocimientos y premios, y recientemente recibió la Medalla de Oro en la IX Bienal de Diseñadores de interiores de Iberoamérica en México.
Por su parte Sylvia Denburg es licenciada en Literatura Hispánica de la Universidad de Syracuse, donde formó su sensibilidad como artista y luego asistió al Colegio de Bellas Artes para estudiar diseño de moda. En su hoja de vida describe que acudir con su mamá a los mercados locales, despertó su amor por la vestimenta indígena guatemalteca.
Sylvia creó su marca llamada Zyle mientras vivía en Nueva York, especializándose en sombreros y accesorios tejidos. Al volver a su natal
Guatemala, restablece su conexión con los tejidos tradicionales del país. También ha diseñado cojines y colchas, con los que, mediante la manufactura, apoya a las comunidades del interior del país, desarrollando productos para la exportación. Su trabajo forma parte del diseño interior de hoteles emblemáticos, así como de coleccionistas privados.
A través de su arte, las mujeres indígenas cuentan historias que ella difunde al mundo en forma de mosaicos y móviles aéreos creados a partir de la indumentaria maya.
El traje indígena
En 2020 el Museo Ixchel hizo un informe de campo para la investigación Efectos de la moda/tendencias modernas en la indumentaria maya de Guatemala, de Deyvid Molina y Violeta Gutiérrez. En el se explica que Santa Catarina Palopó es una comunidad predominantemente indígena kaqchikel, donde la mayoría de sus habitantes mujeres conservan el uso de la indumentaria tradicional, al igual que algunos hombres.
Las tejedoras de la población elaboran en el telar de cintura huipiles, fajas, servilletas, pantalones para hombres, así como centros de mesa y otros textiles que son destinados a un mercado comercial, ya que, por su ubicación en las orillas del lago de Atitlán, es un sitio de interés turístico por parte de visitantes nacionales y extranjeros.
La indumentaria tradicional de Santa Catarina Palopó es sin lugar a dudas una de las que ha experimentado mayores cambios radicales dentro del mundo de la tradición textil maya en el país, ya que, en aproximadamente 50 años, evolucionó de un estilo austero, caracterizado por huipiles de fondo rojo y blanco, con diseños brocados discretos y corte azul; a una diversidad de tonalidades en los colores de los huipiles y fajas (corinto, verde, turquesa, celeste, entre otros).
El uso de pedrería en los cuellos y mangas de los huipiles es una práctica recurrente en Santa Catarina Palopó, en los más modernos no pueden faltar, sin embargo, existen prendas anteriores a las cuales en tiempos recientes se les han agregado dichas aplicaciones. Otra modalidad relacionada con los cambios en la indumentaria es la tendencia a llevar los huipiles cada vez más ceñidos al cuerpo, y no amplios como se hacía en antaño.
Durante un recorrido por la calle principal de la cabecera municipal, se pudo observar que las mujeres vestían de diversas formas, por ejemplo, las mujeres de la tercera edad, se apegaban más a la usanza tradicional, con huipiles de fondo rojo y cortes azules, sin faltar el tocado a manera de turbante, confeccionado en pana y en colores azul, morado, verde o magenta. Por su parte, las mujeres de mediana edad favorecían la utilización de prendas en tonalidades celestes, verdes y turquesas; mientras que las jóvenes eran las más adeptas al empleo de los nuevos estilos.