Basada en el libro del mismo nombre, escrito por Northup, la cinta 12 Years A Slave es la puesta en escena, sin concesiones, de la crueldad con la que eran tratados los esclavos en Estados Unidos. Terrorífica fotografía de los campos de caña y algodón, de las condiciones en las que vivían y del abuso de los capataces y los dueños de las tierras.
Es un filme crudo, no podía ser de otra manera, en el que la habilidad del director se nota en los estáticos primeros planos, que permiten a los protagonistas explotar toda su capacidad de interpretación. Está diseñado para que los protagonistas se luzcan.
Dos actores sobresalen: Chiwetel Ejiofor (Solomon Northup) y Michael Fassbender (Edwin Epps). Ambos llenan la pantalla y se complementan en las escenas de mayor dramatismo. Para Ejiofor es la mayor oportunidad que, hasta ahora, se le ha presentado en el cine y la aprovecha de buena forma, demostrando que tiene oficio para interpretar papeles difíciles, su trabajo es conmovedor, sin caer en la sensiblería. Fassbender es un actor de demostrado talento, acá se vuelve a poner a las órdenes de McQueen, y crea un personaje macabro.
12 Years A Slave es una gran película, a la que se le puede reclamar que hacen falta detalles en la construcción del personaje principal, algo que ayude a entender cómo fue su vida previa al secuestro. También el director falla el momento de narrar el final, pues trae un relato pausado y de repente todo se resuelve fácil y apresuradamente.
En la carrera por los premios, este filme aparece como firme candidato para ganar todo; quizá así sea, pues es una cinta realizada con ese fin. Nominaciones aparte, es un valioso aporte a la memoria colectiva, en la que las atrocidades cometidas por el hombre contra el hombre todavía suelen negarse.