Este relato de ficción de 88 minutos cuenta la historia de Miguel y Johnny, dos jóvenes que patinan (skaters), quienes se conocen desde pequeños. Son amantes y se dedican a vender sangre de manera clandestina.
Fue filmada en 50 locaciones y quienes actúan como protagonistas —Diego Calva y Pelukaz Grosero— quienes no son actores profesionales sino skaters.
La película ya resultó ganadora en el Festival Internacional de Cine de Panamá, y luego de presentarse en Suiza, se exhibirá en el Festival de San Sebastián, en España, y en el Festival de cine de Toronto, en Canadá.
Hernández dirigió las películas Gasolina, Marimbas del infierno, Polvo y Hasta el sol no tiene manchas, proyectos que han sido reconocidos en festivales de cine internacional.