La propuesta del dibujante en Madrid fue un éxito y buscó replicarla en el país a través del Centro Cultural de España en Guatemala (CCE/G), con lo cual logró reunir a 22 jóvenes dibujantes que siguieron su técnica y retrataron lo mejor del Centro Histórico para exponerlo próximamente en España y, en septiembre, en Guatemala, junto a lo que han hecho sus homólogos madrileños.
Cuaderno en mano
“El artista se siente con mucha libertad cuando trabaja en la calle con cuadernos. Es un material humilde y poco pretencioso, y eso ayuda a crear. Pierdes el miedo a la hora de salir a espacios públicos, ya que no llamas la atención de los transeúntes”, comenta el ilustrador, quien busca que los antiguos cuadernos de viaje —que eran muy usados antes de que se hicieran populares las cámaras fotográficas de bolsillo— sean fieles compañeros de los dibujantes.
A diferencia de Madrid, Flores explica que en Guatemala “la gente es más simpática”. Asegura que esa diferencia cultural facilita la creatividad del artista. “Aquí la personas son más curiosas. En Madrid, la gente no se acerca a ver qué dibujas o a preguntar la razón por la que te le quedas viendo tanto tiempo. Los guatemaltecos se atreven hasta a cuestionar si vendes lo que haces y se interesan por el trabajo”, agrega.
“Me alegro de haber transmitido la experiencia de salir a dibujar a la calle a los artistas nacionales, ya que el taller consistía en que se perdiera el miedo de realizar esta actividad. No quería enseñarles a hacer trazos perfectos, sino que hicieran muchas obras en sus cuadernos”, añade.
“Hay que animar a la gente para que salga a la calle a dibujar, porque dibujar allí es una manera de reapropiarnos de ella. La calle es de los ciudadanos y la recuperamos, entre otras cosas, dibujando”, comenta.