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Rebeca Lane: “En Guatemala las mujeres no vivimos en libertad”

La rapera guatemalteca Rebeca Lane opina sobre qué es ser mujer y feminista en nuestro país.

La artista guatemalteca Rebeca Lane comenta sobre la situación de la mujer en Guatemala. (Foto Prensa Libre: EFE)

La artista guatemalteca Rebeca Lane comenta sobre la situación de la mujer en Guatemala. (Foto Prensa Libre: EFE)

Rebeca Lane es feminista por necesidad y apuesta por su poesía y su hip hop para denunciar que en su país las mujeres no viven en libertad. Por ello les canta el tema “Ni una menos”.

“5 mujeres hoy han sido asesinadas y a la hora por lo menos 20 mujeres violadas. Eso que solo es un día en Guatemala multiplícalo y sabrás porqué estamos enojadas”, reza uno de los versos del tema.

La cantante, de rimas venenosas, crudas y directas, cuenta lo que es ser mujer y feminista en un país como Guatemala. Donde no pueden caminar por la calle sin que haya “20 hombres gritándole cosas”. Y menos cuando cae el sol porque la noche es un espacio “vetado” para ellas.

Ella comenta que no pueden subir a un autobús público “sin que alguien esté manoseándote” y “acosándote”. O estar en tu casa tomando con autonomía tus propias decisiones sin miedo “a que te puedan golpear” e “incluso” asesinar porque “el que te mató queda en total impunidad”.

“Alarmante impunidad”

Esto quiere decir que en Guatemala “las mujeres no vivimos en libertad” y que hay una “alarmante impunidad” que hace que “los hombres sepan que pueden ejercer violencia contra tus cuerpos sin ninguna consecuencia”. Ni “por matarte”. Y es que, asegura, “la violencia está desbordada”. Más de 700 mujeres fueron asesinadas en 2018.

Lane, que desarrolla un discurso feminista en el que la representación del cuerpo aparece como céntrica tanto desde la imagen visual como desde la poética, reivindica desde su música la memoria colectiva y las identidades de género.

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Por ello, para esta socióloga de profesión, ser feminista va mucho más allá de la simple lucha de “los derechos consagrados en un texto” y entiende esta contienda como “una cuestión de sobrevivencia” que en América Latina empezó antes de la colonización.

“Somos territorios que históricamente, incluso antes de la colonización, ya teníamos resistencias. Nuestras abuelas, nuestras ancestras, ya tenían resistencias (…). Nosotras venimos de genealogías de mujeres que luchan mucho antes que las sufragistas y nuestras luchan van mucho más allá de que nuestros derechos estén en una Constitución”, proclama con vehemencia.

Y aunque reconoce que en esta región del mundo la etiqueta del feminismo quizá no es tan fuerte, la lucha sí y pasa por reconocer toda la teoría y el conocimiento “generado desde Occidente” respecto a los derechos de las mujeres sabiendo que en Guatemala, por ejemplo, incluye “la defensa de los cuerpos de las mujeres” o “la defensa del territorio”.

Vivencias propias

Lane conoce de primera mano lo que es sufrir violencia de género. Por eso dice que empezó en el feminismo por necesidad, aunque al principio no quisiera hacer “música feminista”. Solo usaba su poesía y su rap para expresar su “propia vivencia como mujer” en un contexto “tan machista” en el que ninguna mujer, desde niña, se libra de la violencia.

“Mientras vas creciendo te vas dando cuenta de que ciertas cosas que viviste no eran normales o no las tuviste que haber vivido”, recuerda de su experiencia, y ahí fue cuando empezó a explorar su propia historia y a sacar en sus canciones su vida, sus “experiencias directas con la violencia”. Pero también las de sus amigas.

Y ahí empezó Lane, una mujer que se define como incorrecta, anarquista, feminista e insumisa, a levantarse como la voz contra el machismo. Pero aún así lamenta que en la actualidad Guatemala, junto con El Salvador y Honduras, sean los países con los índices de violencia contra las mujeres más altos del mundo.

“Nos tenemos que enfrentar con una sobreviviencia cotidiana. Desde tu casa. Desde la calle. Desde cualquier espacio público y privado estamos en riesgo constantemente”. Y esta realidad impacta. Tanto que admite que 44 años después de la primera celebración del Día Internacional de la Mujer, en el año 1974, la igualdad entre hombres y mujeres no existe.

Ni en su ámbito. Los hombres, y algunas mujeres en posición de privilegio, no son conscientes “de las desigualdades que existen en Guatemala” y que se acentúan por otros factores de “opresión” como la etnia, la clase social o haber nacido en el campo.

No sabe cuánto tiempo tiene que pasar para lograr la igualdad real, pero sí sabe que debe empezar por la eliminación del sistema capitalista y la modificación del “sistema económico mundial de explotación”.

“El hecho de que en estos países las mujeres vivamos violencias más que en otros territorios no tiene que ver porque seamos unos salvajes. Tiene que ver porque históricamente hemos sido territorios sujetos a explotación, confinados a la pobreza extrema. Porque les interesa que nuestros territorios (estén) empobrecidos”, clama.

Por ello aboga porque los hombres y las mujeres puedan elegir “el rumbo” que quieren para su país. Porque las mujeres estén delante de esa lucha. Y ella quiere ser testigo de esas transformaciones.

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